Progresa la construcción del “Federico C”, que ahora continuará en el varadero

Sitio de Internet – Pescare – Mar del Plata

Se trata del buque más grande realizado hasta aquí por el astillero Contessi. En una compleja maniobra, fue retirado del galpón cubierto para su alistamiento final.

El último tramo del año encuentra al astillero Federico Contessi con plena actividad. Mientras en paralelo corre la edificación de una nueva nave de trabajo, avanzan las construcciones de tres embarcaciones en forma simultánea.

Uno de esos barcos representa un desafío mayúsculo para la firma. Se trata del “Federico C”, un congelador tangonero de 39,9 metros de eslora y 10 de manga, el pesquero más grande que hasta aquí se haya erigido en estas gradas. En el historial de la empresa está incluso por encima del “Centauro 2.000” (1995), de 32,2 metros.

La unidad reemplazará al “Miss Patagonia”, que está cumpliendo 30 años de servicios en la estructura productiva del propio Grupo Veraz. Por la complejidad que demanda su armado, el casco del “Federico C” debió ser movilizado del galpón hacia el varadero.

Salida hacia el varadero.

Las maniobras se realizaron la semana pasada y demandaron más tiempo que el habitual: “Fueron cuatro días de mucho trabajo y mucha tensión porque la tarea no era para nada sencilla”, le explicó el director del astillero, Domingo Contessi, a Pescare.com.ar.

El alistamiento final continuará en el varadero. El directivo detalló en ese sentido que ahora se está colocando la sección de proa (había sido cortada para posibilitar el traslado). En cuanto a la botadura, se estima que se realizará en diciembre o a principios del próximo año.

“Estamos trabajando para ver si podemos hacer la botadura hacia fin de año o primeros días de 2020. Va a ser distinta a otras porque en este caso no va a estar el barco terminado (…) Necesariamente tendremos que hacer algunos trabajos de alistamiento en tierra y posterior colocación; de otra manera no nos va a dar el calado”. 

Dado estas circunstancias, es probable que se deba esperar alguna marea extraordinaria para bajar el barco a las aguas interiores del puerto local. Los datos disponibles indican que los primeros días de enero serían los más adecuados.

Colocación de la proa.

De todas maneras, Contessi aclaró: “Al margen de que tenemos limitaciones de espacio, este no es el barco más grande que podríamos construir. El tema es que hasta ahora no hemos tenido demanda de barcos más grandes. Siempre ese tipo de buques se han importado usados”.

Luego, agregó: “En estos últimos tres años, por primera vez se empiezan a importar nuevos. Por eso el “Federico C” lo empezamos a hacer para nuestro propio grupo empresario, esperando que una vez que esté en el agua genere la confianza para animar a otros”.

Equipo de trabajo del astillero.

La definición cobra sentido en el marco del debate abierto por la fijación de aranceles para la importación de embarcaciones, que se actualizó con la reciente visita al país del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. El funcionario europeo habló de un supuesto compromiso del Gobierno argentino para bajarlos del 14 al 7 por ciento.

Es conocido en el medio el interés y el potencial que tiene el clúster de Vigo. Los españoles ven un negocio de 1.200 millones de dólares cuando analizan la renovación de flota que demandará la industria pesquera local en los próximos veinte años.

El «Espartano» en construcción.

Los astilleros locales, naturalmente, están dispuestos a competir si se fija el marco adecuado. Como muestra, Contessi está construyendo otros dos buques: el “Espartano”, para Cabo Vírgenes, y el “Nuevo Quequén”, para el armador Roberto Valle.

Son unidades costeras de unos 20 metros de eslora, aunque el primero presenta características particulares: es doble cubierta, un prototipo nuevo que busca la innovación en el segmento.

Nancy, la capitana

Sitio de Internet – 0223 – Mar del Plata

Nancy Jaramillo tenía apenas 18 años, un bebé de ocho meses y una vida en la pobreza extrema cuando se embarcó por primera vez como camarera en Puerto Madryn a bordo de un buque pesquero de la empresa Conarpesa. Limpió baños, aguantó días completos sin comer para no descomponerse, aprendió a tejer redes, limpió pescado a bordo y estudió. Hoy, a los 43, es la única capitana de un barco pesquero del país y dirige el destino de 30 hombres que salen a altamar a pescar a hacer mareas que duran entre 30 y 40 días. Pero ese, claro, es el final de una larga historia.

«Empecé por un tema de necesidad. Me había presentado en la Armada, en la Policía y en Prefectura, porque mi idea era tener todos los meses un sueldo seguro, pero no me aceptaban por ser mujer. Hice de todo: vendí carbón en los negocios, fui maestra particular de primaria, empleada doméstica, niñera y con todos eso trabajos ganaba 120 pesos al mes. Pero el tarro de leche para mi hijo salía 80 pesos y necesitaba, por lo menos, dos al mes», dice.

Oriunda de Trelew, Nancy vivía junto a sus cinco hermanos y sus padres en un asentamiento precario de Madryn cuando a los 17 quedó embarazada de su único hijo, Ammiel. «Mi familia era muy pero muy pobre, todo lo hice por necesidad», repetirá a lo largo de la conversación esta mujer a la que se le rieron en la cara cuando se presentó en la sede de Prefectura Naval para llevar un currículum. Sin embargo -y como suele hacer cada vez que recuerda el maltrato que sufrió-, ahora cuenta la anécdota entre risas. Mujeres acá, en la dependencia, no hay ni habrá jamás, le aclaró el uniformado. «Pensar que ahora está lleno», advierte, y se vuelve a reír. 

Era 1996 cuando Nancy obtuvo su libreta de camarera -la única opción para una mujer a bordo de un barco- y enseguida ofreció sus servicios en varias empresas de la pesca, una actividad en pleno auge en el sur del país. Un día la llamaron para subirse al buque “Antonio Álvarez” de la firma Conapersa. «No sabía qué iba a pasar, pero éramos muy pero muy pobres, en serio que éramos muy pobres», insiste. Ante la incertidumbre, su mamá le aconsejó que se vistiera con su mejor ropa, “un jean re gastado, esos que ahora uno usa de entrecasa», explica.

Nancy no sabía en qué se había metido y tampoco tenía a quién preguntarle. Antes de despedirse de sus padres que la habían acompañado al puerto, alguien de la empresa le entregó 50 pesos sin ningún tipo de explicación. Ella tomó el dinero, se lo dio a su mamá y se embarcó. El misterio se develó cuando el barco arribó al puerto de Mar del Plata: esos 50 pesos eran en concepto de viáticos que la empresa anticipaba a sus trabajadores para que compraran su comida una vez que pisaran tierra. Sin plata, sólo se le ocurrió simular que no tenía hambre para cumplir con ese mandato que le habían enseñado en su casa: no se pide ni se acepta nada de nadie. Pese a sus esfuerzos, uno de su compañeros se dio cuenta de la situación y la invitó a comer, oferta que obviamente rechazó de inmediato. Al final, aceptó una parte del sandwich que el hombre insistió en darle; un sánguche de fiambre que se convirtió en su última cena antes de emprender el primer viaje hacia el límite de la zona económica exclusiva del Mar Argentino, a donde el pesquero se dirigía en busca de langostino.

Horas antes de abandonar el puerto cada integrante de la tripulación recibió dinero, esta vez, 150 pesos. Sin poder creerlo, se comunicó con sus padres a la casa de la vecina -ellos no tenían teléfono-, preguntó por el bebé y les contó las novedades en unos pocos minutos.

-¡Mamá, me dieron 150 pesos! 

-¿Por qué te dieron esa plata? ¿Qué hiciste?

-Nada, no hice nada, mamá. Ahora me dijeron que el barco sale mañana…

-¿Cómo es el barco?

-Es re grande, no te imaginás…

-Bueno, hija, tené cuidado, ¿sí?

Después cortó y guardó los billetes en un bolsillo. Un hombre que la había observado se le acercó y le señaló algo que para ella había pasado completamente por alto. “Me dijo ‘nena, perdoná que te haga esta pregunta pero ¿vos trajiste toallitas femeninas? Porque nos vamos dos meses y vos vas a menstruar… Con esa plata que te dieron comprate shampú, jabón y esas cositas…’ ¡Ni se me había ocurrido! En casa, a lo sumo, cuando andábamos bien de plata, usábamos algodón porque era más barato, pero nunca toallitas. Así que me compré algodón y me fui a navegar”, recuerda.

Según sus cálculos, durante su primera navegación perdió diez kilos. “Me vomité la vida”, dice y se ríe la capitana que cuando se pone nerviosa, se ríe más. “Hasta que un día me agarró un gallego y me dijo: escúcheme niña, estamos pasando cerca de Madryn, si no te recuperás, pongo la proa al puerto y te dejo allá. Eso sí, no embarcas nunca más. O te levantas y pones las garras que necesitas, te superas y empiezas a laburar o se termina todo”, se acuerda. El mensaje fue claro y ella sólo pensó en una persona: Ammiel.

En ese entonces, la única comunicación que tenía la tripulación con sus familiares era a través de la radio del barco que se conectaba con la sede del Somu de Puerto Madryn. Por eso una vez a la semana padres, madres e hijos se concentraban en la sede del gremio de los marineros a la espera de noticias de su gente. Pero Nancy no sabía -nadie se lo había dicho-, por lo que pasó los sesenta días sin saber nada de nadie. “Me desaparecí del mapa y cuando volví, mi hijo no me reconoció. Ese ese es el dolor más grande para una madre”, asegura, y por primera vez, los ojos se le llenan de lágrimas que logra contener.

-Éramos muy humildes, pobres en serio, no me quedaba otra.

***

A bordo del “Antonio Álvarez”, Nancy Jaramillo recibió consejos de los más experimentados, aprendió a aguantarse los mareos y también tuvo miedo cada vez que alguno de sus compañeros o superiores la llamaban para hacerle algún comentario en privado. Es que pese a que se había cortado el pelo al ras para pasar lo más desapercibida posible en medio de todos esos hombres, el miedo a que alguno tratara de sobrepasarse con ella la mantenía alerta las 24 horas. 

Un día, un gallego -otro- la llamó a su camarote y de un modo particular trató de llevarle tranquilidad. Dice que le dijo que en un barco dos o tres podían querer violarla, pero el resto iba a defenderla. Esa noche se fue a dormir con una mezcla de sensaciones: necesitaba confiar en que era cierto lo que le había dicho su compañero, pero no lograba perder el temor por completo.

En su tercera marea, a Nancy le dieron una paliza. Fue uno de sus compañeros, un muchachote que al verla pasar entre los camarotes le recomendó que se vistiera con calzas para que se le marcara mejor el culo. Ella todavía no tenía 20 años y le seguían temblando las piernas cada vez que un marinero se le acercaba a conversar, pero esa vez, Nancy se plantó. “Me dí vuelta y le dije: por qué no le decís a la puta de tu mujer que se ponga una calza, cornudo. Me rompió la cara a trompadas, pero fue una forma de hacerme respetar: me banqué los golpes y después no me jodieron más. Aparte, quedó todo ahí abajo, no se enteró el capitán”, explica. Años más tarde, se hicieron amigos y él se disculpó: “Me dijo que se calentó porque yo tenía razón: la mujer lo engañaba y yo justo le toque donde más le dolía. Después de eso quedamos en que si yo alguna vez tenía algún problema, le avisara y él me iba a defender”. En esa época, cualquier inconveniente que surgiera a bordo se resolvía así, a trompadas, y siempre era útil tener un aliado, alguien que hiciera de protector. ¿El costo? Aguantar.

***

En el ‘98, cuando ya tenía varias navegaciones en su haber -se embarcó de forma continua para las pesqueras Harengus, Hamaltat y Wanchese-, Nancy obtuvo la libreta de marinera que la habilitaba a trabajar como ayudante de cocina a bordo, cocinera, operaria de planta y marinera de cubierta. Y tuvo que hacerse su lugar en ese mundo de hombres aprendiendo, incluso, a tejer redes durante las horas del descanso, lo que provocaba malestar en la tripulación, que la acusaba de quererlos hacerlos quedar mal.

-¿Todavía se cree que una mujer a bordo trae mala suerte?

-No, manzana.

“Empecé en el barco limpiando baños de hombres y después, de a poco, fui avanzando. Yo puedo asegurar que no es imposible”, dice. También fue operaria de planta a bordo y realizó tareas que incluyen la carga, lavado y preprocesamiento y clasificado del pescado.A partir de allí, tuvo su objetivo más en claro: quería ser capitana y en eso se concentró durante la siguiente década.

Entre 2003 y 2013, tras haber podido ingresar a la Escuela de Pesca de Mar del Plata -a pesar de que tenía las mejores calificaciones, la institución puso todo tipo de reparos para frenar su admisión-, consiguió los títulos de patrón de pesca costera, piloto de pesca, segundo oficial de pesca, primer oficial de pesca y piloto de pesca de primera. Mientras tanto, debió seguir navegando para sacar a su familia adelante y pagar sus estudios. “Un día, un capitán me llamó aparte y me dijo que tenía un regalo de parte suya y de su esposa. Era un libro que necesitaba y que no me podía comprar porque era carísimo. Era así de grande -dice con las manos-, con las tapas duras, hermoso… No se lo podía aceptar, me daba tanta vergüenza…”, se acuerda y se emociona. Es que Nancy, a pesar de todo, es una mujer agradecida. 

Su debut como capitana de relevo fue en 2013, al mando del buque “Miss Tide”. Tres años más tarde, por fin, logró quedar efectiva como capitana del “Erin Bruce”, cuyos destinos dirige hasta hoy y en el que dentro de una semana saldrá altamar por 30 días.

Hace un par de años se radicó en Mar del Plata, pero reparte sus días en tierra entre Madryn y su casita de Parque Camet, en donde vive junto a su madre. “Me la traje porque habíamos puesto un polirrubro y se fundió, y ella se quedó muy mal. Ahora la tengo conmigo. Tenemos gallinas y una huerta”, cuenta. En el sur quedaron sus hermanos, su padre, su hijo y su nieto. Si bien ahora está en pareja, admite que su vida personal es otra de las cosas que debió postergar porque, a la hora de elegir, ella siempre prefirió irse al mar.

***

Pese de su trayectoria en el rubro, Nancy admite que todavía, a veces, tiene que esforzarse para que la tomen en serio. “Me ha pasado de ordenar una maniobra y que antes de ejecutarla, consulten a otro qué opina”, señala. No obstante, asegura que ese tipo de episodios cada vez son menos frecuentes pero también trabaja duro para que así sea, no sólo por ella, sino por las demás mujeres que están o que quieren ingresar al mundo de la pesca. “En mi tripulación hay dos mujeres y realmente se nota la diferencia. Las mujeres, además de su trabajo, aportan ‘civilización’ en el barco; ahora no se tienen que arreglar las cosas a las trompadas”, se ríe, de nuevo.

-¿Esto era lo que querías ser?

-Síii, totalmente. Hubo gente que tenía mucha fe en mí, incluso antes que yo misma y siento que estoy en mi lugar. 

-Entonces, valió la pena.

-Lamento haber pasado tanto tiempo lejos de mi hijo, pero también sé que si no iba al mar, no comía él ni mi familia. Hoy por hoy, el mar es el único lugar en el que me siento libre.

-La última: ¿ya hay toallitas femeninas en tu barco?

-No, todavía no… Pero ya falta menos (más risas).

Rigel: “Es indigno y doloroso para una madre tener que pedir los restos de un hijo”

Sitio de Internet – El marplatense 

El Rigel zarpó del puerto de Mar del Plata, el 5 de junio de 2018, tripulado por el capitán, Salvador Taliercio, el segundo patrón, Rodrigo Sanita, el jefe de máquinas, Néstor Fabián Rodríguez, el auxiliar Cristian Osorio y los marineros Rodrigo Blanco, Amadeo Jonatan, Nahuel Navarrete, Carlos Daniel Rodríguez y Pedro Mierez.

El casco del pesquero, fue hallado mas de 20 días después de haber zarpado, en las costas cercanas a Rawson, por efectivos de Prefectura Naval a 93 metros de profundidad y aguas adentro del Mar Argentino, a la altura de Punta Tombo.

A más de un año del trágico hundimiento, los familiares de los tripulantes del Rigel se movilizarán hoy en Rawson, Chubut, con motivo de cumplirse 16 meses del hecho, dando así continuidad, al reclamo de colaboración, para que buzos bajen a rescatar los cuerpos de los marineros.

“Lo que estamos pidiendo es que entren al casco del barco, que nos digan si realmente están ahí y que nos devuelvan sus restos. Si el Estado no los cuidó, no los protegió al salir, como salió roto, si inspección, desde el puerto de Mar del Plata, el Estado tiene que hacerse responsable“, afirmó Guillermina Godoy, madre de Nahuel Navarrete, en declaraciones al programa “Antes que sea Tarde” por Radio Mitre Mar del Plata.

“La movilización la haremos este miércoles 9 de Octubre a las 10 de la mañana en Rawson, para manifestarnos al Juez Gustavo Lleral, que es quien entiende en la causa, para que de la orden de que los buzos bajen y busquen los cuerpos. Es un derecho que tenemos como madres y ese es nuestro objetivo, buscarlos a ellos” destacó Godoy.

En referencia a la argumentación de porque no se busca recuperar los cuerpos “desde el presidente de la Nación para abajo, nos dicen que no hay presupuesto. Es así que seguimos con un solo buque de salvamento, como se sigue también sin presupuesto, para la gente de la pesca“, aseguró.

“El trabajo que viene realizando el Juez Lleral, es demasiado tranquilo. Sabemos que la justicia va a tomar sus tiempos en expedirse, pero seguramente, si una de las víctimas fuera un hijo del Juez, no hubiera estado esperando como hasta ahora, 16 meses para recuperar los cuerpos” señalo la madre de Nahuel Navarrete.

“El día en que empecemos a sentir al otro como nuestro, van a empezar a cambiar un poco las cosas. Es indigno y doloroso como madre tener que pedir los restos de un hijo“, se lamentó finalmente Guillermina Godoy.

Chubut posterga apertura de la pesquería de langostino

Diario El Chubut – Pto. Madryn

La Secretaría de Pesca de Chubut autorizó una prospección comercial sobre el recurso langostino dentro de sus 12 millas de jurisdicción provincial, teniendo como inicio el relevamiento el pasado 27 de septiembre. El estudio se lleva a cabo por buques de la flota artesanal de hasta 9,90 metros de eslora y de barcos de la flota costera de hasta 17 metros de eslora, con la posibilidad de completar el cupo de barcos con amarillos de hasta 21 metros de eslora. El relevamiento debe completarse con “cinco días efectivos de pesca”, y hasta ayer había barcos que les faltaba completar uno o dos días de lances. No obstante, con los datos preliminares que dan una relación muy baja de kilos por hora de arrastre, con promedios bastante inferiores a los 400 kilos por hora de arrastre, hace que la Secretaría de Pesca haya resuelto posponer la fecha de apertura del caladero provincial para la pesquería del recurso Pleoticus muelleri y programar otra prospección para la segunda quincena de octubre.

El dato fue anunciado a Revista Puerto por el titular de la cartera provincial de Pesca, Adrián Awstin, al señalar que con la información obtenida hasta el momento “he tomado la decisión de no abrir, porque los promedios son muy bajos y volveremos a hacer otro relevamiento un poco más al sur sobre el filo de la segunda quincena de octubre”, confirmó.

El primer día efectivo de pesca se concretó el 28 de septiembre con un promedio de 368 kilogramos de langostino por hora de arrastre, con pesca incidental de merluza hubbsi de 27 kilos por hora de arrastre. Los porcentajes de talla de las unidades capturadas arrojaron 54% de langostino L1; 26% de L2; 15% de L3; 3% de L4 y un 2% más chicos.

En tanto, en el segundo día efectivo de pesca de la prospección, el promedio se redujo a 264 kilos de langostino por hora de arrastre, con 32 kilos de merluza hubbsi por hora de arrastre. Los tamaños de las piezas del crustáceo se mantuvieron con 52% de L1; 23% de L2, 15% de L3, 3% de L4, y 7% de menor talla.

Asimismo, en el tercer día efectivo de capturas del relevamiento, el promedio de captura fue inferior a las dos primeras jornadas de estudio, bajando a 150 kilos de langostino por hora de arrastre.

La Secretaría de Pesca de Chubut ha tenido como “parámetro de apertura”, un promedio de 400 kilos de langostino por hora de arrastre, y en ninguno de los tres días efectivos de prospección se llegó a esa base, y si bien a algunos barcos le faltan uno o dos días de pesca, para así completar los datos, la autoridad de aplicación ya tiene resuelto no abrir, por ahora, aguas provinciales.

“No están dadas las condiciones para abrir, así que habrá que esperar algunos días más. Ya comenzamos a programar una nueva prospección, aun no tiene fecha, pero será sobre el filo de la segunda quincena de octubre”, anticipó Adrián Awstin. (Fuente: Revista Puerto)

El 25% del pescado que se vende en Mar del Plata no es lo que indica la etiqueta

Sitio de Internet – 0223 – Mar del Plata

El dato surge de una investigación que realizó el Conicet local. El atún es la especie más sustituida. En el 60% los casos se reemplaza por peces cartilaginosos.

Científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) revelaron que uno de cada cuatro filetes de pescado comercializado en Mar del Plata no corresponde al producto de referencia que lleva en la etiqueta. En la mayoría de los casos la mercadería se vende como producto de mayor valor cuando en realidad tiene un precio de venta menor.

El relevamiento se realizó a lo largo de toda la Costa Atlántica. En concreto, los investigadores encontraron que el 21% del filet de pescado vendido al por menor no corresponde con la especie indicada por los comerciantes. En la mayoría de los casos, se tratan de especies que se encuentran en peligro de extinción. El resultado, obtenido en conjunto con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Instituto Nacional de Limnología y la Universidad Nacional del Litoral, fue publicado tiempo atrás en la revista científica inglesa Fisheries Research.

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En la actualidad, a través de una técnica conocida como «código de barras genético» que permite determinar la secuencia de un gen que varía entre distintas especies para luego comprarlo con las muestras ya obtenidas, los investigadores pueden identificar con precisión la especie de la que proviene el producto pesquero para así ponerle un freno al fraude al que acuden algunos comerciantes y empresarios.

Los investigadores Gabriela Delpiani, Matías Delpiani, Mariana Deli Antoni, Marina Covatti, Luciana Fischer, Juan Martín Díaz de Astarloa y Luis Lucifora analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense, desde San Clemente del Tuyú hasta Bahía Blanca, área de mayor desembarque pesquero del país. La tasa de sustituciones por ciudad varió entre un 13% en Santa Teresita y San Clemente del Tuyú, hasta un 40% en Miramar. En Mar del Plata la tasa de reemplazo fue de 25%.

Además de detectar una alta tasa de reemplazo, encontraron que las especies que más comúnmente se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, es decir, tiburones, rayas y pez gallo o elefante, ya que fueron usados en más del 60% de los reemplazos, y el atún fue la especie más sustituida.

«Es preocupante que se vendan peces cartilaginosos con otros nombres porque estos tienen un alto riesgo de extinción. De hecho, las especies que detectamos que se usan como sustitutas se encuentran todas amenazadas y algunas han disminuido drásticamente en Argentina», explicó Delpiani. La comercialización de tiburones y rayas bajo otros nombres abre la puerta al comercio de especies prohibidas, como los grandes tiburones, cuyo desembarque está prohibido en todos los puertos argentinos.

El principal motivo para realizar sustituciones parece ser el fraude económico, ya que en la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras. Así, filets de tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta fueron vendidos como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo. En proporción mucho menor, se observaron casos de mal etiquetado accidental, que pueden explicarse por la semejanza morfológica de las especies involucradas.

Ante esta investigación Delpiani pidió que las autoridades correspondientes debieran hacer pública la lista oficial de nombres de productos pesqueros. «Estas listas, empleadas en muchos países, son herramientas muy útiles para combatir el mal-etiquetado porque evitan la proliferación de nombres inventados y homogenizan los nombres de los productos entre comercios», cerró el investigador.

Un informe del CONICET advierte sobre un «Fraude» en la venta de pescado

Sitio de Internet – Punto Noticias – Mar del Plata

Científicos marplatenses publicaron un trabajo donde demuestran que uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta. Se venden como productos de mayor valor especies más baratas y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción.

Científicos marplatenses publicaron un trabajo donde demuestran que uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta. Se venden como productos de mayor valor especies más baratas y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción.

En el trabajo de investigación realizado por Gabriela Delpiani, Matías Delpiani, Mariana Deli Antoni, Marina Covatti, Luciana Fischer y Juan Martín Díaz de Astarloa del Instituto de Investigaciones marinas y Costeras (IIMyC- CONICET, UNMDP) y Luis Lucifora del Instituto Nacional de Limnología (INALI-CONICET, UNL) encontraron que el 21% del filet de pescado vendido al por menor, a lo largo de la costa atlántica bonaerense, no corresponde con la especie indicada por los comerciantes. Estos resultados fueron publicados recientemente por los investigadores en la revista científica internacional Fisheries Research.

Hasta hace unos años, era imposible determinar la especie de la que proviene un producto pesquero del que se han retirado todas las características morfológicas útiles para diagnosticar una especie, como un filet de pescado. Actualmente, la técnica conocida como «código de barras genético» permite identificar con precisión la especie de la que proviene una muestra de identidad desconocida. Esta técnica se basa en determinar en la muestra, la secuencia de un gen que varía entre especies, y compararlo con las secuencias provenientes de muestras ya conocidas. «En este trabajo aplicamos la técnica del código de barras genético para establecer de qué especie provienen los filets vendidos en las pescaderías de la costa atlántica y si se corresponden con lo que a la gente le dicen que le están vendiendo», explica Gabriela Delpiani, quien lideró el trabajo.

Los investigadores analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense, desde San Clemente del Tuyú hasta Bahía Blanca, área de mayor desembarque pesquero del país. La tasa de sustituciones por ciudad varió entre un 13% en Santa Teresita y San Clemente del Tuyú, hasta un 40% en Miramar. En Mar del Plata y Necochea, las tasas de reemplazo fueron de 25 y 28%, respectivamente.  Además de detectar una alta tasa de reemplazo, encontraron que las especies que más comúnmente se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, es decir, tiburones, rayas y pez gallo o elefante, ya que fueron usadas en más del 60% de los reemplazos, y el atún fue la especie más sustituida.

 Â«Es preocupante que se vendan peces cartilaginosos con otros nombres porque estos peces tienen un alto riesgo de extinción. De hecho, las especies que detectamos que se usan como sustitutas se encuentran todas amenazadas y algunas han disminuido drásticamente en Argentina», agrega Delpiani. La comercialización de tiburones y rayas bajo otros nombres abre la puerta al comercio de especies prohibidas, como los grandes tiburones, cuyo desembarque está prohibido en todos los puertos argentinos.

El principal motivo para realizar sustituciones parece ser el fraude económico, ya que en la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras. Filets etiquetados como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo, consistían en realidad de tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta, respectivamente; todas estas de menor precio que las especies que figuraban en la etiqueta. En proporción mucho menor, se observaron casos de mal- etiquetado accidental, que pueden explicarse por la semejanza morfológica de las especies involucradas.

Los resultados de esta investigación indican la necesidad de estandarizar los nombres de productos pesqueros en Argentina. Según Delpiani: «Las autoridades correspondientes deberían hacer pública la lista oficial de nombres de productos pesqueros y controlar que se use. Estas listas, empleadas en muchos países, son herramientas muy útiles para combatir el mal-etiquetado porque evitan la proliferación de nombres inventados y homogenizan los nombres de los productos entre comercios».

CAPA agasajó con una cena a los armadores poteros que participaron de Conxemar

Sitio de Internet – Mar y pesca noticias patagónicas

También estuvieron presentes el subsecretario de Pesca, Juan Manuel Bosch, el delegado de la Comisión Técnica Mixta Frente Marítimo, Tomás Gerpe y los consejeros Carlos Liberman y Miguel Tezano Pintos.

La cita fue en un coqueto restaurante de la calle Plaza de Compostela de la ciudad gallega de Vigo donde el presidente de CAPA, Juan Redini recibió a los armadores poteros con un menú sencillo para celebrar el interés mundial que sigue generando el calamar illex, y destacar el sentido de comunión entre los integrantes del sector pesquero.

La jornada transcurrió de manera agradable y hacia el final Redini agradeció la presencia de los comensales y ponderó la importancia de que el sector pesquero se mantenga unido, y en ese sentido puso en valor la reciente creación del espacio Intercámaras que agrupa a las distintas cámaras pesqueras superando así la dicotomía entre congeladores y fresqueros, y marplatenses y patagónicos.

El dirigente empresarial resaltó el diálogo con las autoridades pesqueras. “Nunca tuvimos que esperar más de una semana para que nos reciban, todos nuestros planteos fueron siempre escuchados, y más allá de las discusiones siempre hubo consenso y eso es lo que quiero agradecer de esta administración tanto en la gestión de Tomás Gerpe como en la actual de Juan Bosch”, dijo.

Por su parte Bosch también destacó el diálogo del sector en su conjunto al tiempo que sostuvo que “en la pesca no hay grieta”.

En tanto Carlos Liberman también puso en valor  el diálogo y agradeció a los armadores la posibilidad de generar trabajo a partir de las descargas de materia prima en los puertos santacruceños.

Las empresas que participaron del agasajo fueron Argenova, Pesquera Deseado, Acrux, Newsan, Alunamar, Chiarco, Hansung, Illex S.A,  y Pesquera Buenavista.

Científicos del Conicet demostraron “fraude” en la venta de pescado

Sitio de Internet – Qué Digital – Mar del Plata

El trabajo explica que uno de cada cinco filets se trata de especies más baratas y que se encuentran en peligro de extinción.

Científicos marplatenses publicaron un trabajo donde demuestran que uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta. Sino que se venden especies más baratas como productos de mayor valor y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción.

Investigadores que participaron del relevamiento encontraron que el 21% del filet de pescado vendido al por menor, a lo largo de la costa atlántica bonaerense, no corresponde con la especie indicada por los comerciantes. Estos resultados fueron publicados recientemente por los investigadores en la revista científica internacional Fisheries Research.

El principal motivo para realizar sustituciones parece ser el fraude económico, ya que en la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras. Filets etiquetados como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo, consistían en realidad de tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta, respectivamente; todas estas de menor precio que las especies que figuraban en la etiqueta. Aunque en una proporción mucho menor, se observaron casos de mal- etiquetado accidental, que pueden explicarse por la semejanza morfológica de las especies involucradas.

El trabajo de investigación estuvo a cargo de Gabriela Delpiani, Matías Delpiani, Mariana Deli Antoni, Marina Covatti, Luciana Fischer y Juan Martín Díaz de Astarloa del Instituto de Investigaciones marinas y Costeras (IIMyC- Conicet, Unmdp) y Luis Lucifora del Instituto Nacional de Limnología (Inali-Conicet, UNL).

Hasta hace unos años, era imposible determinar la especie de la que proviene un producto pesquero del que se han retirado todas las características morfológicas útiles para diagnosticar una especie, como un filet de pescado. Actualmente, la técnica conocida como “código de barras genético” permite identificar con precisión la especie de la que proviene una muestra de identidad desconocida. Esta técnica se basa en determinar en la muestra, la secuencia de un gen que varía entre especies, y compararlo con las secuencias provenientes de muestras ya conocidas.

“En este trabajo aplicamos la técnica del código de barras genético para establecer de qué especie provienen los filets vendidos en las pescaderías de la costa atlántica y si se corresponden con lo que a la gente le dicen que le están vendiendo”, explicó Gabriela Delpiani, quien lideró el trabajo.

Los investigadores analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense, desde San Clemente del Tuyú hasta Bahía Blanca, área de mayor desembarque pesquero del país. La tasa de sustituciones por ciudad varió entre un 13% en Santa Teresita y San Clemente del Tuyú, hasta un 40% en Miramar. Mientras que en Mar del Plata las tazas de reemplazo fueron de un 25% y en Necochea de un 28%.

Cabe destacar que el atún fue una de las especies más sustituidas. Además de detectar una alta tasa de reemplazo, encontraron que las especies que más comúnmente se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, es decir, tiburones, rayas y pez gallo o elefante, ya que fueron usadas en más del 60%.

“Es preocupante que se vendan peces cartilaginosos con otros nombres porque estos peces tienen un alto riesgo de extinción. De hecho, las especies que detectamos que se usan como sustitutas se encuentran todas amenazadas y algunas han disminuido drásticamente en Argentina”, subrayó Delpiani. La comercialización de tiburones y rayas bajo otros nombres abre la puerta al comercio de especies prohibidas, como los grandes tiburones, cuyo desembarque está prohibido en todos los puertos argentinos.

Finalmente, los resultados de esta investigación señalan la necesidad de estandarizar los nombres de productos pesqueros en Argentina. “Las autoridades correspondientes deberían hacer pública la lista oficial de nombres de productos pesqueros y controlar que se use. Estas listas, empleadas en muchos países, son herramientas muy útiles para combatir el mal-etiquetado porque evitan la proliferación de nombres inventados y homogenizan los nombres de los productos entre comercios”, cerró Delpiani.

Qué características tienen las dos nuevas líneas de crédito anunciadas para el sector

Sitio de Internet – Pescare – Mar del Plata

Son una iniciativa del Gobierno provincial. Una está destinada a la compra, construcción o refacción de buques y la otra a la adquisición de bienes de capital en el segmento pyme.

El pasado vienes la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, anunció en la banquina chica dos nuevas líneas de crédito para el sector con características particulares.

Según la definición de la mandataria bonaerense, las medidas apuntan al crecimiento de la industria y a la generación de trabajo: “Son 230 las empresas en la provincia de Buenos Aires, muchas de ellas concentradas en esta ciudad”, dijo.

Una de las líneas está orientada a la industria naval bajo el siguiente esquema:

. En dólares destinada a la compra, construcción o refacción de buques pesqueros fabricados en el territorio nacional.

. Incluye plazos de hasta 7 años con hasta 6 meses de gracia para el pago de capital en el caso de las refacciones, y hasta 12 meses para el pago de capital destinado a la construcción.

. Se regirá por tasa Libor a 6 meses, más 8 puntos y un monto máximo por beneficiario de 2,4 millones de dólares.

. Permite financiar hasta el 70 por ciento de la inversión neta de IVA. La línea habilita la hipoteca o prenda naval como garantía.

. Está destinada a exportadores con domicilio en la provincia de Buenos Aires y con permisos de pesca vigentes, cuotas individuales o autorizaciones de captura, que demuestren haber exportado en los últimos dos años.

La otra línea se enfoca en las pymes procesadoras y elaboradoras de tierra

. Destinada a financiar proyectos de inversión con una tasa fija del 29 por ciento en pesos y un plazo de hasta 48 meses para la adquisición de bienes de capital, nuevos o usados, nacionales o importados, obra civil, instalaciones y equipos.

. Tendrá un fondeo inicial de 200 millones de pesos y busca ampliar la capacidad de procesamiento en tierra para elaboración de pescados, crustáceos, productos marinos y fluviales, además de la fabricación de aceites, grasas y harinas, y productos a base de pescados.

. Se complementa con una línea que rige para las empresas instaladas en parques industriales, también orientada a la compra de bienes de capital y con una tasa de interés diferencial del 29 por ciento.

. En este caso, los préstamos tienen un monto máximo por beneficiario de 20 millones de pesos, con un  plazo de pago de hasta 48 meses y un período de gracia de 6 meses

Uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta

Sitio de Internet – El marplatense

Lo asegura una investigación llevada a cabo por científicos marplatenses del Conicet. Detallan que “se venden como productos de mayor valor especies más baratas y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción”.

Investigadores científicos marplatenses llevaron adelante un trabajo donde demostraron que uno de cada cinco filets de pescado comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta.

En este sentido, explicaron que “se venden como productos de mayor valor especies más baratas y la mayoría de las sustituciones involucran especies amenazadas de extinción”

En el trabajo de investigación realizado por Gabriela Delpiani, Matías Delpiani, Mariana Deli Antoni, Marina Covatti, Luciana Fischer y Juan Martín Díaz de Astarloa del Instituto de Investigaciones marinas y Costeras (IIMyC- CONICET, UNMDP) y Luis Lucifora del Instituto Nacional de Limnología (INALI-CONICET, UNL) encontraron que el 21% del filet de pescado vendido al por menor, a lo largo de la costa atlántica bonaerense, no corresponde con la especie indicada por los comerciantes. Estos resultados fueron publicados recientemente por los investigadores en la revista científica internacional Fisheries Research.

Hasta hace unos años, era imposible determinar la especie de la que proviene un producto pesquero del que se han retirado todas las características morfológicas útiles para diagnosticar una especie, como un filet de pescado. Actualmente, la técnica conocida como “código de barras genético” permite identificar con precisión la especie de la que proviene una muestra de identidad desconocida. Esta técnica se basa en determinar en la muestra, la secuencia de un gen que varía entre especies, y compararlo con las secuencias provenientes de muestras ya conocidas. “En este trabajo aplicamos la técnica del código de barras genético para establecer de qué especie provienen los filets vendidos en las pescaderías de la costa atlántica y si se corresponden con lo que a la gente le dicen que le están vendiendo”, explica Gabriela Delpiani, quien lideró el trabajo.

Los investigadores analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense, desde San Clemente del Tuyú hasta Bahía Blanca, área de mayor desembarque pesquero del país. La tasa de sustituciones por ciudad varió entre un 13% en Santa Teresita y San Clemente del Tuyú, hasta un 40% en Miramar. En Mar del Plata y Necochea, las tasas de reemplazo fueron de 25 y 28%, respectivamente. Además de detectar una alta tasa de reemplazo, encontraron que las especies que más comúnmente se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, es decir, tiburones, rayas y pez gallo o elefante, ya que fueron usadas en más del 60% de los reemplazos, y el atún fue la especie más sustituida.

“Es preocupante que se vendan peces cartilaginosos con otros nombres porque estos peces tienen un alto riesgo de extinción. De hecho, las especies que detectamos que se usan como sustitutas se encuentran todas amenazadas y algunas han disminuido drásticamente en Argentina”, agrega Delpiani. La comercialización de tiburones y rayas bajo otros nombres abre la puerta al comercio de especies prohibidas, como los grandes tiburones, cuyo desembarque está prohibido en todos los puertos argentinos.

El principal motivo para realizar sustituciones parece ser el fraude económico, ya que en la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras. Filets etiquetados como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo, consistían en realidad de tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta, respectivamente; todas estas de menor precio que las especies que figuraban en la etiqueta. En proporción mucho menor, se observaron casos de mal- etiquetado accidental, que pueden explicarse por la semejanza morfológica de las especies involucradas.

Los resultados de esta investigación indican la necesidad de estandarizar los nombres de productos pesqueros en Argentina. Según Delpiani: “Las autoridades correspondientes deberían hacer pública la lista oficial de nombres de productos pesqueros y controlar que se use. Estas listas, empleadas en muchos países, son herramientas muy útiles para combatir el mal-etiquetado porque evitan la proliferación de nombres inventados y homogenizan los nombres de los productos entre comercios”.