Sitio de Internet – De Proa – Mar del Plata
Por Nelson Saldivia
El grupo pesquero incrementó su facturación hasta los 475 millones de euros el año pasado, según precisó Alberto Freire, director general de la empresa e impulsor de este imperio que continúa como el tercero de España que más procesa y más genera. Con la reciente inyección de recursos por parte del fondo estadounidense Platinum Equity, la compañía procesó más de 92.000 toneladas de pescado.
En un momento delicado, el fondo Platinum Equity ha apostado por la pesquera gallega con un nuevo desembolso de 76 millones de euros, según confirman fuentes de la empresa. Esta decisión oxigena los planes de la compañía a corto plazo porque le asegura liquidez, clave en un sector tan acostumbrado a disponer de crédito bancario como es el pesquero (también condenado a endeudarse).
En paralelo, Alberto Freire ha legado a Alberto Encinas, nuevo consejero delegado, la máxima responsabilidad de un grupo que emplea a casi 4.000 empleados y participa en una flota de medio centenar de embarcaciones. La semana pasada, Freire, presidente de Iberconsa, firmó con la Xunta su adhesión a la Alianza Galega Polo Clima.
Además, la nueva inversión permite aplazar el vencimiento de una deuda de 385 millones, que se corresponde con el pasivo con el que el fondo norteamericano financió la compra de Iberconsa en el 2019 a Portobello. Esta operación pasó a la historia como la mayor protagonizada por un fondo en Galicia. Hace cinco años, Iberconsa definió este endeudamiento como una estrategia «para crecer y seguir ganando dimensión». En el 2022, de hecho, la pesquera protagonizó un crecimiento reseñable, al pasar de 400 a 470 millones de facturación.
Desde Vigo, Iberconsa ha logrado extender sus redes en mercados de medio planeta a través de quince marcas comerciales y con empresas en España, Argentina, Sudáfrica, Namibia, Portugal, Italia y China. Pese a su internacionalización, la de Vigo, conocida como Seafood Processing, continúa siendo la «planta modelo» para Alberto Freire, gracias a su nivel de automatización que tratarán de replicar en otras localizaciones. En la terminal de Bouzas trabajan unas 200 personas capaces de procesar más de 15.000 toneladas de pescado anualmente.