Diario La Capital de Mar del Plata
Por la pesca ilegal la Argentina pierde 20 mil millones de dólares al año. La mayor parte de las capturas son de buques chinos, coreanos y taiwaneses, aunque también hay españoles y británicos, se detalló en un artículo publicado en Infobae, a propósito de las jornadas organizadas por el Comité de Crimen Organizado Transnacional y Terrorismo (COTT) del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) donde disertó el marplatense César Lerena, experto en Atlántico Sur y Pesca, exsecretario de Estado, presidente del Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana y autor de 18 libros sobre la materia. Se consignó en ese encuentro que tanto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero como la Auditoría General de la Nación han determinado que las capturas en la Zona Económica Exclusiva producen un descarte del 30 por ciento, una práctica prohibida por la legislación de nuestro país. Esto significa que se devuelven al mar unas 240 mil toneladas por año, una cantidad que serviría para alimentar a 3 millones de niños todos los días del año. Según los especialistas la proteína de origen pesquero es solo comparable con la leche materna.
Los buques chinos, coreanos, españoles y taiwaneses capturan en el Atlántico Sur un millón ochenta mil toneladas anuales lo que equivale a 20 mil millones de dólares. Otro problema que tiene la Argentina -se consignó en el amplio artículo de Infobae- es que hay empresas autorizadas operando en nuestro país que pertenecen al Estado Chino, es decir que aquellos que capturan en forma ilegal un millón de toneladas al mismo tiempo están habilitados por el Estado argentino. Además, se hizo referencia a lo que ocurre con la hidrovía por la que sale la mayor parte de las exportaciones argentinas. Por ahí se mueven 4.000 buques oceánicos por año de los cuales sólo el 2 por ciento son argentinos mientras que la flota más grande es de embarcaciones de bandera paraguaya, un artilugio usado para evitar el “costo argentino” en retenciones e impuestos. Todo lo que sale o entra a nuestro país por el Río de la Plata tiene que pasar en forma obligada por el puerto de Montevideo porque la Argentina no cuenta con un canal de profundidad suficiente que permita la navegación de buques de carga, algo que sí tiene Uruguay. Este último dato no es menor si se consideran las sospechas de actividades de narcotráfico, trabajo esclavo y contrabando que no pueden ser controladas por las autoridades argentinas, se indicó finalmente.