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Uno de los componentes que más influyen en la estructura de costos de la industria pesquera es el factor laboral y más aun los que están atados al dólar. Inicia 2025 y el sector afrontará negociaciones paritarias en diversos frentes que esta vez estarán marcadas por una perspectiva diferente desde el gobierno nacional.
La pesca ha debido negociar durante año bajo un esquema de fuerte presión sindical con la amenaza de la paralización de la actividad, en sus diversos eslabones de la cadena productiva, y en varias oportunidades con el sector empresario atomizado.
En octubre pasado hubo un quiebre en esa lógica con la experiencia de lo ocurrido en Rawson, cuando todo el abanico privado en forma conjunta se plantó ante el dilatado conflicto del SOMU y terminó primando la fijación de un valor consensuado entre las empresas, lo que destrabó la disputa salarial y la temporada comenzó en los primeros días de noviembre.
DEBATE TRASCENDENTE
En poco tiempo se retomarán las conversaciones paritarias con la flota congeladora, en cuyos convenios hay cláusulas atadas al dólar, y es de prever que empiecen a darse debates interesantes en cuanto a revisar esos convenios colectivos de trabajo. Con todo, habrá que ver si el sector empresario llega con posiciones unificadas o la atomización termina siendo útil a las estrategias sindicales, como ha ocurrido en otras oportunidades.
Por otro lado, en cuanto a las paritarias de las plantas de procesamiento, en Chubut habría consenso entre las agrupadas e independientes de avanzar en forma consensuada para discutir con el STIA incrementos salariales atados a producción, cuestión que se ha intentado, pero sin mayor éxito.
En tanto, la mecánica de actualizar salarios por inflación sería desacoplada, tal como impulsan desde el gobierno nacional y recientes acuerdos en otros rubros podrían marcar lineamientos.
UN TECHO DE REFERENCIA
Uno de los sindicalistas más duros terminó aceptando firmar un aumento salarial en sintonía con la pauta fijada por el Ministerio de Economía fue Hugo Moyano que aceptó una mejora del 5,5% para el trimestre diciembre-febrero en tres tramos (2,2%, 1,8% y 1,5%), que está por debajo del 8% trimestral (3%, 2,5% y 2,5%) que habían ofrecido los empresarios y que el Gobierno se resistía a homologar porque superaba las estimaciones inflacionarias del 1% por mes previstas para 2025. Inicialmente, Camioneros había pedido una suba del 15% y terminó aceptando un 5,5% más un bono.
No es la primera vez que se toma un acuerdo de un gremio de los denominados de los grandes como referencia para el resto de las actividades; más cuando es intención del gobierno que no se firmen paritarias por encima de las expectativas inflacionarias, sino por debajo.
Así, el ministro de Economía, Luis Caputo se enorgullece de haber forzado, por la vía de no homologar, la propuesta original, la paritaria del gremio camionero, y haber enviado un mensaje al resto del mercado sobre cuál debe ser la referencia a la hora de negociar aumentos.
Con las paritarias que se acaban de firmar, el gobierno quiere dar a entender que en 2025 habrá una nueva etapa, en la cual ya no habrá incrementos mensuales, sino acuerdos más espaciados, a tono con una inflación en descenso.
Habrá que ver cuál es la dinámica que se le imprime al sector pesquero cuando empiecen a darse estas discusiones salariales, pero parece estar claro que no se repetirán fórmulas de años anteriores.