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El 19 de septiembre de 2024 cerró aguas nacionales para la pesca de langostino y desde esa fecha la mayoría de las tripulaciones de los barcos congeladores tangoneros está sin navegar, solo cobrando los garantizados.
El SOMU acaba de ratificar que “si es el 30% a la baja o nada, será nada”, al dar cuenta que no hay alternativa a negociar nada, y a la luz de la posición de las empresas propietarias de 113 barcos que siguen en muelle, la temporada de langostino de aguas nacionales corre serio riesgo, según publicó Parte de Pesca.
Hoy se cumple la quinta semana desde que la Subsecretaría de Recursos Acuáticos y Pesca de la Nación habilitó la pesquería de la especie langostino fuera del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza y solamente un barco salió a pescar, y más de un centenar quedó en puerto.
Al día de la fecha no hay negociación en curso, ni fecha de próxima audiencia, de modo que cerrará abril con los barcos congeladores langostineros amarrados y sus tripulaciones en sus casas.
NEGOCIAR CON LOS BARCOS PESCANDO
El medio de la cerrada posición del sindicato de la marinería de no prestarse a dialogar, desde la Asociación Argentina de Capitanes se propuso, la semana pasada, acordar un ‘mecanismo transitorio’ para reencausar la situación y que la flota salga a navegar a la busca del marisco, mientras se prosigue con la negociación, al tiempo de advertir que es necesario que desde el Gobierno nacional se involucren en la problemática, ya que consideran que, además de los costos laborales, también se debe rediscutir la presión tributaria que se aplica sobre la actividad pesquera.
La Asociación de Capitanes ha hecho un aporte interesante bajo la lógica de la mesura para no profundizar el conflicto y con la experiencia de saber que mes que se pierde no se vuelve a recuperar.
Sobre el impacto y las consecuencias de continuar en este punto, Jorge Frías dijo días atrás: “No se si es cierto, ni quien pierde más, sí sé que cada trabajador pierde su día de producción, su día de trabajo y entonces me lleva a la reflexión del porque el diálogo no es el protagonista. ¿Quiénes se benefician con la dilación?”, se preguntó para posteriormente avanzar en una propuesta concreta, la de buscar un mecanismo temporal y transitorio para que la flota congeladora retome la actividad y se continúe discutiendo la problemática de fondo, es decir, seguir negociando, pero con los barcos pescando.
IMPACTO SOCIAL Y ECONÓMICO
Desde el 17 de marzo, hay 113 buques o sea 113 unidades productivas, que están detenidas, lo que afecta gravemente las economías locales y no solo a los sectores de vínculo directo a la cadena productiva de la pesca.
La paralización de la flota no solo afecta a los empresarios y a los miles de tripulantes, sino que también impacta en la comunidad de las ciudades portuarias, además de impedirle al país el ingreso de más divisas por exportaciones.
El caso de Rawson es un ejemplo de la historia reciente. Si hubiera sido por la conducción nacional del SOMU, -según reveló el propio Raúl Durdos-, la flota amarilla no hubiera salido a pescar porque ellos no hubieran firmado lo que finalmente se acordó.
A pesar de la dirigencia del sindicato de marineros, hubo acuerdo, la flota salió a pescar y se logró una temporada récord en volúmenes de captura, con las tripulaciones trabajando noviembre, diciembre, enero, febrero y la mitad de marzo.
En el caso de la flota congeladora tangonera ya comenzó el segundo mes se parate, los que irremediablemente no se recuperarán, al tiempo que la dilación hace peligrar la campaña de aguas nacionales.