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Roberto Garrone
El Consorcio Portuario destacó cifras positivas en desembarques que obedecen a la alta fecundidad del calamar de la unidad de manejo norte y la decisión de actores privados en promocionar la operatoria desde Mar del Plata. Más de la mitad de lo que se descarga es pescado congelado. El trabajo lo sostiene el langostino fresco que pescan los fresqueros y llega por camión desde la Patagonia
“El puerto marplatense lidera la estadística nacional de descargas” tituló el martes el diario La Capital un artículo en que, sin citar fuentes, desglosaba una serie de números con los desembarques pesqueros durante los primeros ocho meses del año.
Los datos los había informado el Consorcio la semana pasada; un incremento del 12% en las descargas durante los primeros 8 meses del año en el comparativo interanual. Pero muchas veces las cifras no terminan de decir mucho, o mejor dicho, aclaran poco si no tienen un contexto.
Antes que nada, un aplauso para la gente de la Subsecretaría que actualizó los desembarques hasta el 30 de septiembre. Hasta la semana pasada estaban un mes atrasados. Los nuevos números son más frescos y básicamente contienen el mismo sesgo que los números de agosto que destacó la administración portuaria.
Otra aclaración indispensable:: no es noticia que Mar del Plata lidere la estadística nacional de desembarques. Porque es el principal puerto pesquero del país, donde opera la flota más importante. Es algo lógico y ocurre desde siempre. Será noticia el día que no acurra. .
Quizás la falta de certezas del próximo dragado llevó a la administración portuaria a mostrar como buena noticia algo que es lógico, pero que es atribuible casi exclusivamente a la naturaleza y su bondad para reproducir al calamar.
Con respecto al dragado hay que decir un par de cosas: los resultados preliminares de las muestras de sedimentos que encargó la OPDS indicarían que los barros del área de giro podrían arrojarse mar afuera. En el anexo III del presupuesto nacional ya figura la obra de dragado. Falta todavía el monto preciso y que Nación firme un acuerdo con Provincia para transferirle los fondos.
En el Consorcio creen que recibirán menos de 400 millones de pesos por lo que comienzan a evaluar la necesidad de abrir el plazo fijo que dejó Merlini y sacar algunos millones para compensar el resto. Otra alternativa es volver a golpear la puerta de YPF y pedirle que adelante parte del canon 2021.
Pero volvamos a los números positivos de los desembarques. Todos los números verdes que muestra Mar del Plata no obedecen a políticas portuarias sino a un molusco, un calamar de la especie illex argentinus. Los desembarques subieron porque el calamar bonaerense sudpatagónico de la unidad de manejo norte mostró una abundancia tan sorprendente como inesperada.
Y Mar del Plata era el puerto más próximo a la zona de pesca, que encima cuenta con un servicio de estiba más eficiente y barato, en tanto un servicio logístico de la carga para exportación que promocionó a aquellos barcos que descargaran en el puerto y subieran la carga al feeder que une la ruta Mar del Plata – Montevideo – Bahía Blanca – Deseado.
Fenix, la empresa de capitales chinos, dispuso que sus 11 poteros, los Xin Shi Ji, descargasen en Mar del Plata. Fueron 39 ingresos a descargar; más de 20 mil toneladas que desembarcaron sus barcos en Mar del Plata. Tal vez, sin la promoción de la terminal portuaria, una parte se hubiese descargado en otros puertos como Deseado y Madryn.
Fue la primera vez que Fenix decidió concentrar toda su flota en el puerto local. Y eso no fue mérito del Consorcio sino de TC2, el operador de la carga, que promocionó días de frío y bajó tarifas que compensó, en parte, con el volumen.
La estrategia posibilitó que con el derrumbe de las ventas al exterior por la pandemia, Mar del Plata apenas tenga una merma del 8%. No hay esfuerzos que detengan la sangría de carga por la Autovía hacia terminales porteñas. Los negocios de la naviera e intermediarios no saben de promociones.
Las licencias que otorgó la terminal portuaria permitió que pudieran tener más trabajo no solo las empresas de estiba sino también remolcadores, despachantes de aduana, camioneros, empresa de combustible, proveedurías, talleres navales, etc.
Pero vayamos a ver los números. Hasta el 30 de septiembre Mar del Plata recibió 302 mil toneladas de 589.810 toneladas de productos de origen marino que se desembarcaron en todos los puertos marítimos. Más de la mitad de las descargas las recibió el puerto local.
Otra aclaración: la asimetría con los demás puertos se explica también en la demora con que la flota tangonera congeladora arrancó la zafra de langostino. Esa flota mayoritariamente desembarca en Madryn.
Una más y acá sí el Consorcio puede colgarse una cucarda junto con los gremios marítimos y los armadores. El hecho que la terminal marítima haya mostrado protocolos acordes con la dignidad de los trabajadores hizo que muchos barcos con tripulantes sintomáticos eligieran entrar en este puerto, desembarcar a sus trabajadores y descargar sus capturas. Aunque alejado de la zona de pesca, muchos prefirieron operar lejos del caos que regalaron los puertos patagónicos.
Pero esas 302 mil toneladas generan mucho o poco trabajo en los eslabones de la cadena del fresco, la más nutrida y castigada en los últimos años, que ha tenido que sobrevivir a fuerza de bolsones con alimentos no perecederos.
Más de la mitad de esa carga ha sido pescado congelado. Los arrastreros congeladores aportaron 66.470 toneladas, mayormente merluza HG que se exporta entera y filetes interfoliados por fileteadoras automáticas. Todo a bordo.
Los poteros con su zafra récord desembarcaron 91.838 toneladas de calamar. Lo mismo que los arrastreros: producto congelado entero mayormente y poco de vaina también reprocesado en la planta a bordo.
El resto del congelado se completa con los tangoneros que sumaron 4768 toneladas adicionales. Varios buques descargaron acá justamente por lo mencionado más arriba. Alcanzan 138.972 toneladas de pescado fresco para sostener a miles de puestos de trabajo.
Si lo dividimos por los 9 meses del año, tenemos 15.444 toneladas mensuales. Muy poco para poder garantizar trabajo regular a estibadores, peones, envasadoras, camaristas y fileteros. Por qué no voló todo por los aires. Porque entró mucho langostino fresco desde los puertos patagónicos. Hoy el marisco sigue ganando terreno y va desplazando una merluza cuyo precio sigue por debajo de los 2400 dólares, inviable para cualquier estructura formal con obreros registrados.
Si la abundancia de calamar fue el primer milagro del 2020, que permitió que los muelles de Mar del Plata tuviesen regular actividad hasta bien entrado agosto, el segundo milagro provino del marisco patagónico pescado por la flota fresquera en aguas nacionales.
Su llegada a los frigoríficos del puerto, sea por camión o desde el muelle con los pocos barcos que vinieron a descargarlo en el puerto, tuvo mucho que ver para que la paz social no se hiciera añicos con la inviabilidad de la merluza fresca.