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by Roberto Garrone
Si llega a convertirse en ley el proyecto que ingresa este jueves en la Cámara de Diputados, Chubut podría perder la exclusividad en la jurisdicción de las 12 millas, el área que pretende convertir en el paraíso para la suelta de nuevos permisos de pesca.
Mariano Arcioni debe saber que cuando presente su proyecto de Ley de Pesca en la Cámara de Diputados, se parecerá más el Presidente de la República Pesquera de Chubut, que un gobernador provincial sujeto a un orden federal superior.
Arcioni debe saber, o debería al menos, aunque lo dudo, que plantear en su Proyecto una adhesión a la Ley Federal de Pesca “con reservas” supone un riesgo enorme, incluso quedarse sin ese objetivo preciado de la jurisdicción de 12 millas que pretende manejar con exclusividad como un estado independiente para aplicar una suelta de permisos de pesca desde el puerto de Rawson.
El primer punto del Proyecto señala que la reserva queda planteada “siempre y cuando no suponga un menoscabo alguno a sus facultades exclusivas y que le pertenecen en orden a la exploración, explotación, conservación y administración de los recursos provinciales reconocidas de conformidad con la Constitución Nacional y Constitución Provincial”.
Supongo que Arcioni debe estar ocupado en buscar recursos para pagarle a los empleados públicos de la provincia, que dependiendo de su función, vienen cobrando sus salarios con varios meses de demora. Algunos el mes pasado cobraron el medio aguinaldo de junio.
En una provincia prendida fuego y que la alternativa de abrirle juego a la minería pareciera tener férrea resistencia en las comunidades afectadas por la actividad extractiva, la pesca asoma como un comodín siempre a mano donde buscar recursos frescos.
Vale recordar que en la última colocación de letras por 34,5 millones de dólares, Arcioni dispuso como garantía los ingresos por Coparticipación Federal. También que en febrero, antes de que llegue el covid-19, anunciaban el proyecto de empresas mixtas con el otorgamiento de cinco nuevos permisos de pesca de langostino. Sin ningún estudio biológico que lo respalde, obvio. Solo con la objetivo primario de alimentar la caja.
Esa idea genial habría surgido de José María “Pepe” Grazzini, ministro de Gobierno y Justicia de la administración Arcioni, uno de los integrantes de la mesa chica que asesora al mandatario provincial en temas pesqueros y que también integran algunos amigos de Comodoro Rivadavia, el pago chico de un Gobernador que en 3 años le aceptó la renuncia a 7 Jefes de Gabinete.
Chubut trasladó su caos político a la actividad pesquera y fomentó un crecimiento “desordenado”. El objetivo del proyecto de ley provincial es patinar de legalidad mucho de lo ilegal que funciona con absoluta normalidad.
Pero si el Gobernador o alguno de sus asesores estrella tiene un rato libre, podría buscar en qué parte de la Constitución Nacional se habla de las 12 millas de jurisdicción exclusiva. La primera normativa que le confiere esa exclusividad fue la propia Ley Federal de Pesca.
Si Chubut plantea las reservas perderá automáticamente los derechos que le otorgó la Ley 24.922 en su artículo 69. Entre los beneficios que la ley otorgó a las provincias con litoral marítimo, tal vez el más importante, fue justamente el área de 12 millas.
Vaya paradoja. La idea alocada de plantear una zona autónoma donde poder otorgar permisos de pesca que dejarían de ser precarios para constituirse en “definitivos” donde pescar todos los recursos que abunden en el área, no solo langostino, podría terminar con la pérdida de esa jurisdicción exclusiva.
Nadie sabe qué poder de pesca tienen esos permisos, por ejemplo, porque la flota costera de Rawson ha multiplicado su poder de captura sumando cupos provinciales y nacionales y otros artilugios administrativos, incluso alguna ley que impulsó el propio Arcioni como tomar al manual de carga como determinante de la bodega.
No vale la pena analizar en profundidad la nueva iniciativa de Arcioni porque no resiste el menor análisis. No por eso hay que evitar la risa cuando refiere al fin de las pesquerías experimentales y le otorga derechos extraordinarios a barcos que vienen pescando langostino como especie del variado costero en estado experimental.
O cuando con el reparo del permiso “provisorio” abren el caladero para pescar todo lo que encuentren de valor comercial dentro de las 12 millas y los transforman en “irrestrictas” para las especies no sometidas a proceso de cuotificación.
Tanta licencia para que cualquiera pesque casi cualquier cosa viola el propio artículo 3 del proyecto de ley. Ese que refiere a que entre los objetivos de la política pesquera de Chubut las actividades se desarrollarán de forma responsable, teniendo en cuenta los aspectos biológicos, tecnológicos, económcos, sociales, ambientales y comerciales.
Si llega a transformarse en Ley la primera medida de amparo debería llegar del propio Consejo Federal Pesquero porque viola el artículo 41 ya que el langostino es una especie transzonal y si ese proyecto se transforma en ley, sería su certificado de defunción.