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by Roberto Garrone
Iberconsa sigue ampliando flota fresquera con la compra del Coraje y Golfo San Matias. La propina en el Marisco II que devino en la publicación del descarte. Los estibadores eventuales hacen política con las terminales cortadas y el trabajo se va a otro puerto.
“Hice como 70 hisopados y apenas completé un viaje”, confesaba días pasados un armador en pequeña ronda de colegas a modo de balance de este primer mes del año en Mar del Plata en que los casos de covid no florecen como en otras épocas del año pasado pero dibuja obstáculos invisibles en la operatoria de la flota pesquera.
Entre barbijos y distanciamiento se comentaba lo que para otros ya era una noticia vieja: la compra de los fresqueros “Coraje” y “Golfo San Matías”, por parte de la española Iberconsa. Con las nuevas adquisiciones ya se acerca a los 30 barcos dentro del caladero nacional. Lo último sí es que ahora van a reprocesar calamar en Puerto Deseado con Pesquera Santa Cruz.
Congeladores merluceros, tangoneros, poteros, fresqueros, la empresa controlada por el fondo de inversión estadounidense Platinium Equity sigue con hambre de barcos y cuota. Dicen que consultaron por el “Franca”. Será por eso el interés de la Guardia Costera por vigilar la pesca no regulada y no reglamentada que ejerce la flota china y española sobre la milla 201. Defendiendo intereses nacionales. De ellos, claro.
Las casi 10 horas de bloqueo en las terminales 2 y 3 que dejó a la interna del SUPA más vigente que nunca, terminó, entre otras promesas de dudoso cumplimiento, en la activación del plan de hisopado para todos los estibadores de la rama del congelado.
Si es cierto que la tarifa que le cobra Proyecto Salud, el encargado del servicio de emergencias en la jurisdicción portuaria, a las cooperativas de la estiba es de 300 pesos por análisis, es un valor verdaderamente promocional. “No, esos valores son sólo del kit para el test rápido de antígenos”, aclararon entre las cooperativas.
Los resultados servirán para tener una radiografía de la situación en el sector ahora que se desmontó el puesto de control que funcionaba en el paseo comercial del puerto.
La estiba es un mundo apararte y es posible que haya casos positivos que cuando se los comuniquen se encuentren tirando cajones en el muelle de Deyacobbi o dentro de la bodega de un congelador a menos 20 grados. Eso pasó el año pasado. Un médico del control identificó a un trabajador que horas antes habían detectado con fiebre y le recomendaron aislarse en su casa.
Hablando de Deyacobbi. La fábrica de hielo es la apuntada por distintas fuentes como la compradora de la propina del Marisco II, que generó luego la bronca interna y devino en la publicación del video del descarte.
“Les ofreció 800 mil pesos por la propina y algunos no querían aceptar”, dijeron los estibadores de Pes Mar, testigos circunstanciales de la negociación, mientras descargaban la merluza ya clasificada a bordo.
Según contaron, la propina era tubo de calamar limpio. En el muelle hablan de 200 cajones, una barbaridad para los 5 mil que carga el barco. Hasta el delegado de los marineros negó esa cantidad. Sobre el descarte en video avisó que no haría declaraciones.
El tubo en cualquier frigorífico se paga 500 pesos el kilo. En el muelle lo pagan poco más de la mitad. Parece que hay calamar en todos lados, incluso en el 41, donde pescó el Marisco. A 300 pesos por kilo, por 40 del cajón, son 12 mil pesos el cajón. La oferta sería por 67 cajones. Suena más lógico. Comprar a 300 y vender a 500 en un pasamanos…el puerto regala negocios a la vuelta de cada esquina.
La ventaja de Deyacobbi es que no hay que arreglar a ninguno del puesto de control porque el pescado no sale del muelle. Di Leva no estaría entre los armadores que compran la propina, al menos no esta vez, como Solimeno por ejemplo, para que no altere los precios de plaza. Solimeno tiene otras costumbres que no tiene Di Leva, como pescar muchas nototenias, ya sabemos…Hablando de Tony, la semana pasada me dijeron en Pesca que no hay ningún expediente por la subdeclaración en cadena.
Cuando fue el escándalo en el verano del 2017 Bosch dijo que abriría un expediente para determinar el volumen de la subdeclaración y, con todas las pruebas disponibles, llegar a una posible sanción. Quizás lo escondió tan bien al expediente que ahora nadie lo encuentra. Son una maravilla… Si algo sobra en la industria pesquera es impunidad.
Volvamos a los estibadores. Conocer su estado de salud es un pedido de las empresas armadoras chinas que operan en la pesquería de calamar y donde destinan el total de capturas. Es paradójico porque dos de los Xin Shi Ji de la empresa Fénix, la más importante con permisos dentro del caladero nacional, viraron a Puerto Deseado cuando conocieron que el bloqueo de los eventuales iba para más de una puesta en escena y no podrían descargar ese lunes a las 16 como tenían previsto.
No hay otro interés más que político en la conducta de los eventuales pero que complica a todo el sector. Con salarios de casi 6 mil pesos el jornal de 6 horas, tras haber acordado un 20% de actualización la semana pasada, son los mejores pagos del país, según reconoció el propio SUPA, el sindicato que los agrupa pero que les dio la espalda en esta historia. El sindicato que los eventuales aspiran a ganar en las elecciones previstas para este año. La tienen difícil, son cinco veces menos que los afiliados monotributistas.
El año en materia de desembarques, como la flota, también comenzó con el pie izquierdo. Con este paso en falso, el objetivo de repetir los números del año pasado cuando se triplicaron los desembarques de calamar, se aleja.
Este año la zafra comenzó 10 días más tarde y en lugar de regalar previsibilidad, Mar del Plata ofreció un bloqueo del que todos salen perdiendo. Incluso los estibadores no representados por la cúpula sindical pero con ingresos mucho más altos que cualquier obrero marplatense que no puede cortar ni la vereda de Plaza San Martín. Con este tipo de conductas habrá menos trabajo para todos.