Greenpeace denunció que el frente del Mar Argentino está “sitiado” por una flota de barcos extranjeros

Diario Provincia 23 – Ushuaia                                         

Son 470 embarcaciones que se mueven acompañados por cuatro buques petroleros -como gigantescas estaciones de servicios- y por ocho buques frigoríficos que reciben las capturas para transportarlas al país de destino final, sin pasar por ningún control.

Ushuaia.- El último monitoreo de la organización ambientalista Greenpeace sobre pesca en el Atlántico Sur da cuenta de una zona por completo sitiada y sometida por estas horas a la depredación de los recursos.

Según se pudo comprobar, cientos de barcos extranjeros, la mayoría chinos, pero también coreanos y españoles se agolpan frente al Mar Argentino, en aguas internacionales -pegadas a la zona económica exclusiva que administra el país hasta las 200 millas- . En esta zona ya no hay ley nacional ni global que pueda combatir la depredación de superficie y de fondos- que según un monitoreo efectuado en 2019 ya mostraba signos de agotamiento por la sobre explotación de recursos.

“El descontrol pesquero es tal, que a la fecha del monitoreo nos encontramos con mayor cantidad de buques bordeando las aguas argentinas que la cantidad de buques autorizados dentro de la ZEE”, advirtió en el informe Luisina Vueso, de Greenpeace. La flota china que está apostada como una ciudad de barcos frente al Mar Argentino es la misma que estaba hace unos meses en las costas de Ecuador y que llevó al presidente Lenin Moreno a hacer un llamado internacional a combatirla ya que los recursos ecuatorianos son insuficientes en cantidad y facultad. Lo mismo que en Argentina.

Esa flota -que da vuelta del Pacífico al Atlántico por el sur argentino y chileno-, es también la misma que según sabe este diario estuvo en la mira de los ejercicios que propuso a hacer Estados Unidos a la Argentina con su patrullero USCGC Stone y que desde aquí se rechazó en febrero pasado.

Greenpeace contabilizó por estas horas al menos 470 sobre todo en la zona conocida como «Agujero Azul», frente a las costas patagónicas a la altura de Chubut y Santa Cruz. Para entender la situación, Luisina Vueso dijo a Clarín que normalmente, en toda la zona económica exclusiva argentina se concentran hasta 270 barcos. Se trata de un área de 1 millón de kilómetros cuadrados. Los 470 buques que están el “Agujero Azul” están extrayendo calamar y otras especies en apenas 5.000 kilómetros cuadrados. El «Agujero Azul» está ubicado donde termina la plataforma continental y comienza el talud y están las profundidades más grandes y es considerado como un gran «vivero» marino. Es muy rico en diversidad.

Hay otro dato más alarmante. Según se detectó, los barcos extranjeros están acompañados por cuatro buques petroleros -como gigantescas estaciones de servicios- y por ocho buques frigoríficos que reciben las capturas directamente de los pesqueros para transportarlas al país de destino final, sin pasar por ningún control.

Vueso subrayó a este diario que eso les provee a las embarcaciones de un sistema que les permite operar las 24 horas. Se pueden abastecer de combustible y entregar lo que pesca en alta mar. Es la ley del más fuerte y de quién más recursos tiene.

El grave problema en este formato de explotación es que no hay control de lo que extraen porque se hace en zonas sin ley. Uno de los sistemas más destructivos que están utilizando es la pesca de arrastre con grandes redes, atadas a cadenas y que miden como verdaderos estadios de futbol, indican desde Greenpeace. Estas redes llegan hasta el fondo y levantan literalmente todo lo que encuentran a su paso. Sin respetar la evolución del recurso ni que sean especies protegidas. Un monitoreo realizado por la emblemática organización en 2019, mostró la devastación del fondo del mar frente a las costas argentinas tras años de sobre explotación.

Otro de los aspectos ya de caracter internacional es el trato de las empresas y los estados a los trabajadores en alta mar, ya que se trata de un agujero legal en el que muchas veces se denuncian abusos a los derechos humanos.

En los últimos meses, el Gobierno hizo una demostración de presencia en las aguas nacionales. Reforzó las multas para la pesca ilegal, que con un discurso que la mayoría de las veces apunta al conflicto de soberanía por las Malvinas -de hecho se suspendió la comisión de cooperación en el Atlántico Sur con los británicos- pero en los hechos el verdadero problema se encuentra frente a las aguas patagónicas, de donde buques extranjeros se llevan el calamar y la merluza a diestra y siniestra.

El Ministerio de Seguridad como el de Defensa anunciaron mayores controles y en el caso del segundo se acaba de crear un Comando Marítimo para combatir los ilícitos. Pero esta actuación, que ya presenta dificultades por la falta de instrumentos marítimos y aéreos para perseguir infractores, sólo pueden actuar en aguas nacionales. Existe en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que busca la posibilidad de legislar y proteger la plataforma continental extendida recientemente por Naciones Unidas, pero este deberá conjuntar con los intereses y los acuerdos que se firmen con países fuertes como China.

Las imágenes del monitoreo de Greenpeace, efectuado en la semana del 23 de febrero desde el barco Esperanza, y dado a conocer ahora, buscan movilizar a la comunidad internacional para que desde las Naciones Unidas implemente un Tratado Global por los Océanos que permita la creación de una red de santuarios oceánicos en aguas internacionales. El «Agujero Azul» es parte de esta red.

«Complementario con este tratado, el cual Argentina ha estado impulsando y liderando en este sentido a los países de la región, existe un proyecto de ley para la Creación de un Área Marina Protegida Bentónica en el Agujero Azul, la cual sería una primera medida para asegurar la protección del Mar Argentino, su rica biodiversidad y sus ecosistemas. La sanción de esta ley está pura y exclusivamente en manos de nuestros legisladores” afirmó Vueso.

Fuente: Diario Clarín.

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