“Un pasaje a la baja de CAPECA, que terminó siendo carísimo”

Sitio de Internet – Puerto de Palos – Mar de Plata

 Roberto Garrone

Mariano Pérez fue el artífice de venderles a los lobistas de CEPA que abandonen ese convenio y se pasen al de los congeladores patagónicos para pagar menos salarios en los tangoneros. El SIMAPE se hizo fuerte, el SOMU se coló y los armadores terminaron perdieron plata y, sobre todo, días de pesca.

Una vez que pase la virulencia maratónica de las últimas horas. Transitadas entre reuniones virtuales y cuartos intermedios, llamadas, mensajes y propuestas con la urgencia por destrabar el conflicto que atravesaban las empresas Moscuzza, Solimeno y Xeitosiño y devolver sus tangoneros congeladores al agua, una vez que se calme este mini temporal, los patrones tendrán que sentarse y sacar cuentas de todo lo perdido y preguntarse si valió la pena.

A simple vista no parece haber sido una buena decisión de los asesores legales de dichas empresas aprovechar la firma del dólar lastrado para la producción que había suscripto el SOMU con CAPECA y CaPIP para, unilateralmente, meterse por la ventana en ese convenio y abandonar el que CEPA, su cámara, los unía con los marineros de SOMU y SIMAPE.

Sobre todo porque las mareas al norte de la veda de merluza ya las habían liquidado bajo el convenio de CEPA unos meses antes. Darío Sócrate, Lisandro Bellarmini y Ottito Wöhler compraron el pasaje a CAPECA que les vendió Mariano Përez. El directivo de Iberconsa es el padre de la criatura de este engendro.

Los otros tres hicieron caso. Mariano sonaba convincente. Aseguraba tener el guiño de Liberman para la maniobra que les ahorraría millones y millones de pesos por salarios más bajos. Los otros creyeron en su palabra, jugaron a fondo esa carta y convencieron a sus patrones de la conveniencia se saltar al charco convencional más conveniente. Con la realidad consumada todos estos lobistas están en el ojo de la tormenta.

Todos los barcos están pescando menos los de ellos. Eso resulta inadmisible para “Pototo” y “Tony”, dos abuelos cuya voracidad es irrefrenable. Se sienten estafados, anclados en el muelle. Tan apurados están por sacar los barcos que ya tienen a todos los tripulantes aislados y testeados. Casi todos porque hubo un positivo en las últimas horas en el Rasmus Effersoe que complica los planes de salida.

Los daños de esta estrategia equivocada fueron reconocidos por las propias empresas, que el domingo contabilizaron pérdidas por 93 millones de pesos por día con los barcos amarrados en muelle. Pero ya estaban en medio del rio y con los gremios sublevados.

La avivada del pasaje a CAPECA resultó carísima. Los días sin pescar, el fortalecimiento del SIMAPE cuando la idea era aislarlo y someterlo y la plata adicional que hay que pagar, Es difícil hacer un promedio porque hay barcos con más personal que otros, barcos más grandes que otros y no todos pescaron lo mismo, pero el costo extra salarial ronda los 4,5 millones de pesos por barco.

El pase maestro diseñado por Pérez y comprado por los otros tenía ese doble propósito, no solo pagar menos de lo que marcaba el convenio CEPA/SOMU. También meter en la bolsa de la baja de salarios al SIMAPE, perjudicar a sus marineros y aislar a Pablo Trueba.

Pero SIMAPE tenía un convenio vigente con CEPA al momento en que la patronal lo borró con el codo. Por eso se plantaron desde que llegó la primera liquidación salarial.  Y esperaron el vuelto con paciencia oriental. Hasta que las empresas que cultivaban la indiferencia a los planteos del sindicato tuvieran interés en volver a pescar. Y ahí decretaron el paro para recomponer los salarios mutilados por el pasaje mágico de Mariano.

CEPA pudo, el año pasado, convocar al SIMAPE a negociar la baja en el valor de la producción de langostino que firmó SOMU pero nunca lo hizo. Tal vez conscientes que la presión hubiese sido otra y era mejor negociar con un gremio y no con dos.

Para las empresas, o al menos en el pensamientos de sus asesores legales, el SIMAPE estaba en una posición de debilidad.  Su porción minoritaria en la torta de afiliados que tiene en la flota tangonera congeladora en Mar del Plata constituían un problema fácil de arreglar. Otro pálpito que no coincidió con la realidad.

Es cierto que el SOMU se había comprometido ante CEPA a firmarle las mismas condiciones a la baja pero no lo hizo. Y el abrazo repentino al convenio de CAPECA dinamitó cualquier chance de hacerlo el año pasado.

Recién el mes pasado el Ministerio de Trabajo terminó de hacer entrar al CEPA en el acuerdo a la baja firmado por las cámaras patagónicas luego de rechazar la impugnación que presentó el SOMU. El logro no salió barato:  la patronal tangonera congeladora tuvo que sacrificarse en bloque solidario y se bajó de la prospección al norte.

Después CAPIP y CAPECA, donde es socia la Iberconsa que emplea a Mariano Pérez, se corrieron, se abrió la zona de pesca y se terminó la solidaridad. Las únicas que quedaron amarrados fueron los 11 barcos de las empresas de CEPA que habían comprado el pasaje de Mariano. Ya las risas cómplices en el grupo de whatsapp se habían terminado.

Hoy el SOMU no tiene razones para reclamar nada, más allá de la queja por el cambio arbitrario de convenio. Los 350 pesos por tonelada es un tercer aguinaldo para los afiliados al gremio. El conflicto se circunscribe a la Delegación Mar del Plata donde pelean para que las empresas mantengan su adhesión al convenio de CEPA. En el fondo esa siempre fue la pelea de la seccional local para que tampoco los devore el centralismo porteño.

Claro que esto a su vez genera una grieta con los marineros del sur y con la cúpula nacional, que no quieren que haya marineros que ganen más que otros por hacer el mismo trabajo. El miedo a la desafiliación masiva de los marineros del SOMU ante un fracaso en el litigio en Mar del Plata obligó a la conducción nacional a caminar sobre cáscaras de huevo en esta historia.

Por eso desde la patronal también sobrevuelan los fantasmas de las traiciones de las cúpulas sindicales de ambos sindicatos. A Durdos y Navarro le reprochan los acuerdos de palabra que nunca se rubricaron en un papel. Ni la firma del año pasado ni la no impugnación de la homologación. Presionado por Mar del Plata el SOMU la impugnó y mantuvo vigente el conflicto un par de semanas más.

Para Trueba también por estas horas hay insultos en cuatro idiomas entre los empresarios y sus lobistas. Al Secretario General del SIMAPE le reprochan la férrea defensa de sus afiliados. Alguno hizo circular una foto vieja, en que se ve al referente del SIMAPE sentado en la mesa de la Fundación Pensar y vislumbran que su oposición al arreglo no solo busca esmerilar a Liberman sino que es la antesala del lanzamiento al ruedo político

Sinceramente no asoma Trueba con un perfil ni parecido a Novero ni creo que tenga apetencias de candidato. También creo que el “Gato” jamás se hubiese sentado en una mesa con macristas, aunque tuviese la necesidad de recomponer la situación de embarcados y observadores en el INIDEP y detener la sangría entre los inspectores de tierra, áreas claves en la estructura del gremio. Pero de ahí a pensar en un Trueba candidato, es jugar mucho con la imaginación.

Mariano ya no predica recetas mágicas y los ilustres letrados buscan chivos expiatorios para justificar sus pronósticos fallidos. El pasaje a CAPECA resultó un fiasco absoluto pero los que perdieron mucha plata fueron sus patrones.

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