Luz amarilla en la industria conservera

Sitio de Internet – Pescare – Mar del Plata

Poca materia prima, dólar planchado, falta de barreras arancelarias para frenar la importación, creciente indexación de costos en pesos, no hubo caballa, poca anchoíta, y otros factores desalientan la actividad, hoy la industria conservera hace malabares y se diversifica.

La industria conservera está viviendo un momento de incertidumbre. Falta de materia prima y a veces de muy baja calidad, hacen que este sector importante de la pesca, trate de ver lo que viene de ahora en más si  no se mejoran algunas cuestiones.

Para conocer la actual situación en profundidad, PESCARE dialogó con Alejandro Pennisi, Presidente de la Cámara Argentina de Industriales del Pescado y uno de los máximos responsables de una tradicional firma del sector de las conservas como lo es Natusur.

Dejó abierta la posibilidad del desabastecimiento y el planteo que le hicieron al Subsecretario de Pesca Dr. Carlos Liberman

¿Cómo está hoy el sector de la conserva?

Hoy el sector de la conserva en general donde veníamos de un período que nos permitió ver una lucecita allá en el fondo, tenemos como principal problema el acceso a la materia prima. Nosotros somos firmas que no tenemos ni permisos de pesca, no tenemos barcos, tenemos la obligación de dar mano de obra a cientos de personas.

La materia prima no es como en las plantas del sur que tienen permiso, nosotros no lo tenemos. Los de las plantas del sur pueden tener gente porque saben que le van a ir a buscar la pesca, nosotros no.

Hoy los barcos eligen, van a lo que les conviene, “en esta arriesgo, en esta no”. Cada uno hace su juego. Te aclaro que si yo estuviese en su lugar haría lo mismo. Pero lo que ocurre es que a nosotros nos dejan sin materia prima. Tuvimos un período corto en el que creímos que íbamos a tener acceso a la anchoíta y caballa que es nuestra materia prima fundamental, se agregaron los barquitos del sur, conseguimos una materia prima de muy buena calidad y eso nos dio un trabajo de un mes y medio en un momento que teníamos una baja de materia prima. Con eso trabajamos en junio, julio.

Arrancábamos ya la caballa en agosto y septiembre cayó rotundamente. Todo lo bueno que creíamos que teníamos, ya lo estamos viendo con preocupación porque si no tenemos materia prima ahora que es la época, que nos queda para enero, febrero.

Septiembre y octubre deberían haber sido fuertes, porque eso se trabaja fresco, congelado muy poco.

Septiembre y octubre fue “cero” de caballa. Eso nos tiene preocupados. Reemplazo de eso no hay. Vos podés congelar una porción chica, del 100% fresco que te viene, vos trabajas un 90% fresco y podés hacer un 10% de congelado. Un costo así se lo aguanta, pero no se puede congelar todo.

Tuvimos la materia prima que esperábamos, la otra de septiembre no vino, lo que es caballa, y ahora estamos esperando solamente a las lanchas. Con esto ya sabemos que va a ver un desabastecimiento importante de toda conserva de pescado que se vende en el mercado interno.

Con el agravante de que hay pocas lanchas

Ese es otro tema. A lo largo del tiempo permitieron cambiar los permisos de pesca para otros barcos. No dejaron un cardumen que se acerque a Mar del Plata.

En vez de tener 25 lanchas, tenemos 14.

Todo eso hace que para nosotros esté restringida la materia prima. El otro día tuvimos una charla con el Subsecretario de Pesca y le planteamos que haga todo lo necesario para proveernos y utilicen todos los instrumentos que tienen para poder tener materia prima nosotros, porque si no quedamos olvidados ahí.

Lo que no producimos nosotros, el país lo gasta en dólares para mercadería que importa. Nosotros hacemos sardina, se importa menos sardina, nosotros hacemos atún se importa menos atún, nosotros hacemos caballa, se importa menos caballa y jurel.

Esto es un problema global para toda la industria conservera, agravado este año porque la pesca de caballa, que es la pesca grande, porque los barcos que van más al sur a pescar, decidieron primero ir a langostino. Quedaron unos poquitos y esos que quedaron cuando se les complicó un poco fueron a otra pesca. Cuando tuvieron que ir a buscar, al no encontrarlo enseguida o no llegaron, fueron a otra pesca. Nosotros desde el sector estamos preocupados.

Lo que le planteamos al Subsecretario es que nos tengan presentes. Cuando habilitan zonas, por ejemplo. Ahora le estamos diciendo: ya que los fresqueros no nos trajeron la mercadería, dejen pescar a los congeladores.

Nos gustaría que nos pregunten a los conserveros ¿qué cantidad necesitan? Sin riesgo a equivocarme demasiado, depende los años por supuesto, con 10 mil toneladas de anchoíta y 10 mil toneladas de caballa, estamos cubiertos.

Si no la van a pescar, habiliten. No queremos perjudicar a nadie pero a nosotros nos tienen que traer la materia prima, ¿sino como abastecemos todo esto?

Además de la complejidad que requiere tener el personal en la planta

Pennisi mira por la ventana que da a la planta y nos señala

Todo eso que ustedes ven ahí son latas vacías. Yo me programé para eso y sin embargo ellos, muy tranquilamente, deciden irse a otra especie que les da más. Eso de alguna manera hay que solucionarlo.

¿Lo hablaron con otras cámaras?

La gente de los barcos ya sabemos que piensan. Ellos cada uno va a su rentabilidad. Perfecto. No fuiste, desde la autoridad tienen que decir ¿qué otro? Están los congeladores, que vayan los congeladores. En la merluza si no la pescan después tienen puniciones. En la caballa si no la pescan no pasa nada.

¿Cuál fue la respuesta del Subsecretario Liberman?

Estuvimos analizando el por qué no encontraron caballa rápido y la verdad, la sabemos todos. La respuesta que nos da El, respecto a los fresqueros, es que si ellos tienen que buscar mucho el pescado, hacen un gasto que no están dispuestos a cubrirlo.

Habiliten a otra gente a pescar, habiliten a los barcos congeladores que es lo que estamos pidiendo ahora.

¿Los barcos congeladores están dispuestos a hacer ese tipo de pesca?

Hay algunos que sí. Lo que pasa es que se están pidiendo permisos y por un motivo u otro no los están dejando. Nos encontramos en esa situación.

Y se va perdiendo esta etapa de la materia prima

Después se va y ya está. No hay más nada. Nosotros cortamos la venta y desabastecemos todo el mercado interno. Arrancamos bien y ahora no la estamos pasando muy bien. Igual cada uno trata de encontrar la alternativa que puede.

Nosotros ya el año pasado pusimos túneles de congelado y estamos congelando y exportando porque si teníamos que depender de esto solo, se nos iba a complicar. Lo que es exportación está funcionando, estamos vendiendo. Ahora estamos a la espera de las lanchas amarillas.

¿Cómo fue el 2020 para la industria conservera? El hecho que la gente tuviese que estar más tiempo en su casa permitió otra forma de abastecimiento hogareño.

Mientras tuvimos materia prima estuvimos bien. Se vendió bien. Mucho de lo nuestro,  depende de lo que se importa. Con la carencia de dólares que existe, con los permisos para importar que se restringen, el mercado nos queda más desabastecido y entramos más nosotros. Ahora es cuando notamos el desabastecimiento en las capturas que eso nos va a impactar ahora y para el próximo año.

Para Semana Santa para el próximo año vamos a estar complicados.

Lo único que juega a favor es que son empresas de hace muchos años, han pasado muchos temporales, así qué supongo que esto lo van a pasar también.

Son cosas que te van golpeando. Cada uno busca que alternativa encontrarle también. Nosotros salimos con el tema del congelado. Hemos trabajado langostino, corvina, merluza. Eso nos permitió ver el futuro con más tranquilidad, pero si tenemos que depender solo de la conserva, con esta falta de materia prima, no sé cómo “tiro” todos los meses.

Pensando en el peor de los escenarios, ¿si no llegase la materia prima por cualquier factor, que puede ocurrir con las empresas conserveras?

En ese aspecto puedo hablar de mí empresa. Nosotros estamos derivando la producción hacia la congelación y ahí sí conseguimos materia prima. Nos hemos dedicado a la mano de obra del langostino, el trabajo lo tuvimos. La posibilidad de dar valor agregado al langostino y exportar es el camino, casi nos hemos reconvertido de ser una empresa netamente conservera a una multipropósito, no necesariamente para diversificar sino para dar empleo a quienes en algunos casos tenemos de empleados desde hace 15 años.

Lo que sí te digo que si no hay materia prima, en lo inmediato, se va a ver el desabastecimiento del mercado interno, eso seguro porque los stocks son mínimos. Después económicamente cada empresa verá que hacer. Algunos licencian a la gente, le pagan en la casa, hay de todo. Nosotros no podemos tener gente en la casa pagándole y sin nada de producción. Con algunas inversiones que hicimos los derivamos a la parte de congelado y estamos trabajando.

Las ventas venían bien en la conserva hasta que tuvimos que pararla nosotros. Cada uno hará su ecuación para afrontar una crisis de esta. Obviamente todos estamos preocupados.

¿Esta crisis se asemeja a cuál de todas las que han pasado?

En los últimos cinco o seis años, lo que tenemos es una gran incertidumbre en la obtención de la materia prima. En períodos más lejanos, yo sabía que en el puerto de Mar del Plata iba a ver anchoíta. Hoy la anchoíta no arrima y la que arrima es de mala calidad. Eso hace unos años que viene sucediendo. La caballa hubo años que no había nada y otros que sí hubo. Es muy irregular. El año pasado anduvo bien y este año creímos que iba a andar bien porque estaba todo dado, hubieron comentarios que algunos barcos entraron a la zona de pesca donde está la caballa, pero son comentarios, eso no lo podemos saber a ciencia cierta.

Nosotros quedamos “pedaleando” en el aire con la gente. Las plantas del sur todas tienen sus permisos.

¿Habría que poner permisos también acá?

Sería cuestión de evaluarlo. Si yo tengo relación de dependencia con la gente, me tienen que asegurar la materia prima. ¿Si no que alternativa tenemos?

¿Puntualmente hoy como están? Dejando un poco de lado esta problemática que es importantísima como la materia prima, me refiero a los productos en sí

Los productos que hacemos están insertos en los mercados, se hacen con marcas de clientes, con marcas propias, se vende en todas las cadenas de supermercados, en los distribuidores, toda la parte comercial está resuelta, con una importación lógica podemos vender tranquilamente. Ahora cuando se inunda y se subsidia la exportación con el tipo de cambio no podés competir obviamente. Nosotros no tenemos problemas en ventas. El tamaño de planta que tenemos acá abastece a una buena porción del mercado interno argentino. Las cuestiones sindicales están bien, se viene aumentando, con más o con menos pero se hace.

Si una empresa de estas se cae no se levanta más. Es de las industrias que más valor le agregan a la materia prima. Acá se trabaja con aceite, hojalata, con mucha mano de obra intensiva, mucha maquinaria invertida.

¿Ayudó al crecimiento de la empresa el tema del congelado o los complicó?

Cuando vos trabajas con especies que son zafrales es una complicación. Cuando vos trabajás, como estamos trabajando ahora, merluza por ejemplo, vos las congelas y las exportas rápido. Lo otro requiere stock y más cosas.

Hay mucho por mejorar, por ejemplo desde el INIDEP no tenemos estudios o tardan mucho en hacerlos, los hacen esporádicamente, me refiero a la anchoíta y a la caballa. Todo es el calamar, el langostino y la merluza. Lo nuestro queda rezagado. Entendemos que los volúmenes son totalmente distintos, pero consideremos que nuestra importancia en el sector la tenemos.

Si no exportamos nosotros hay que tirar todas las divisas para afuera y lo bueno es tener mucha competencia en el mercado, porque los que exportan serán cinco o seis y si no estamos los de Mar del Plata, los precios van a ser otros.

Mejor siempre es tener varios oferentes porque hace que la competencia exista.

¿Qué sensación le da cuando aparecen en el mercado latas de conservas de lugares insólitos?  

Hoy el atún, en su mayoría es todo importado. Cuando importan, el que recibe, haciendo números redondos, un dólar por lata, cuando lo traen acá pagan el dólar a 99, 100 pesos. El costo de ellos es 99 porque lo estamos subsidiando con el tipo de cambio.

¿Cómo no va a haber mercadería con bajo costo? Si el dólar que pagan es a 99. Si lo subsidian así y encima son 5 o 6 que manejan los volúmenes y no agregan nada de valor. Traen la lata con la etiqueta y la ponen en la góndola y la traen de los países de orígenes.

Nosotros acá ponemos lata, aceite, etiqueta, mano de obra, todos los impuestos, todo lo que pagamos. Lo nuestro contribuye pero lo de afuera no. Lo de afuera ni derechos paga. Hay mercadería que ni en la aduana paga el derecho.

No hay solución a esto, son cuestiones que vienen de raíz porque están negociados los productos en Ecuador o en Brasil y vienen sin derecho y es con lo que tenemos que competir. Y esto no se va a cambiar porque hay acuerdos internacionales, por ejemplo la lata de Ecuador viene con un 100% de preferencia, o sea, si tienen que pagar derecho, como tienen 100% de preferencia, paga cero.

La trayectoria le permite hoy a Natusur tener sus dos propias marcas como lo son las tradicionales Pennisi y Mellino, pero tienen una importante demanda de grandes cadenas de supermercados que le infligen su propia marca como Día%, Wall Mart, Carrefour, Jumbo, Vea.

Comercialmente es una empresa que está muy insertada en el mercado, pero que, como otras del sector conservero, hoy tienen una inmensa preocupación: la materia prima, que va de la mano de un posible desabastecimiento interno.

La situación es realmente compleja, el desdoblamiento cambiario genera una competencia desleal, no hay barrera arancelaria, y los costos de toda empresa manufacturera e industrializadora, aunque en forma oculta, los insumos son precio dólar ajustado mas un margen “por las dudas” que tiene que ver con la incertidumbre y la cobertura. Con dólar planchado y variables de costos ajustadas por inflación e indexación de paritarias, si además, se le suma el agravante de un esquema complejo de materia prima, el sector se torna impredecible. Una luz amarilla de alarma en este sector.