Parte de la flota de Vigo se apresta a zarpar hacia el Atlántico Sur

Diario El Chubut – Pto. Madryn

El inicio del año aún tiene mucha incertidumbre para la pesca argentina más allá de lo previsible o lo planificado. Tripulaciones que no se completan por contagios como ya hemos mencionado en otras notas  es uno de los factores.

Para quienes no parece existir ninguna duda es para la flota española de Vigo. En pocos días ya comenzarán a navegar con destino muy claro de acuerdo los informes que han recibido desde el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), hacia la zona de Islas Malvinas, según Pescare.com

Los 16 buques alistados para la pesca en aguas del Atlántico Sur, ocupan entre las distintas embarcaciones a unas mil personas que tienen como desafío extraer cerca de 50 mil toneladas, número que fue  alcanzado en promedio en el último lustro.

El otro desafío al que se enfrentan, pero que no requiere de tanta inmediatez, es que en el año 2030 finaliza el acuerdo del gobierno español con el Gobierno de las islas Malvinas, dirigido por Gran Bretaña en forma ilegal.

Este tipo de situaciones ya no generan asombro. Que un gobierno que tiene acuerdos con su par argentino, que posee empresas en nuestro territorio con explotación en nuestro propio mar, que por estas horas tiene amarrado un buque oceanográfico en la Base Naval Mar del Plata, entre otras acciones, avale abiertamente con el gobierno de un territorio que sabe que es ilegal, pareciendo que los negocios están por arriba de los tratados internacionales y de la propia historia.

Los defensores de lo cuasi indefendible podrán argumentar que este tipo de acuerdos, referidos a la pesca, son pactados entre un gobierno (el ilegal de Falklands,  en este caso) y distintas empresas de carácter privado, siguiendo una ecuación ilógica donde un estado pacta con privados justamente, a lo que aquí podemos agregar que ese privado tiene un lugar de “base”, en este caso el territorio español y en consecuencia el mismo marco regulatorio.

En lo referido a la pesca en sí, Pescare pudo dar cuenta que la fecha de salida está prevista para el día 15 de enero desde el área portuaria de Beiramar.

Esta área está considerado uno de los principales lugares de fabricación de buques, donde conviven 6 astilleros de grandes características que se reparte 36 gradas a ambos márgenes de la Ría. En total cuentan con 16 varaderos entre Beiramar, Epiñeiro, Moaña y Teis.

En referencia a las tripulaciones, se han adaptado medidas similares a lo que se hace en la Argentina, con respecto a los aislamientos. Las tripulaciones en pocos días serán aisladas en hoteles y sometidas a análisis de Covid-19, para luego de recibir los resultados, poder embarcar.

Una vez que las embarcaciones zarpen les quedará por delante prácticamente un mes de navegación para llegar al Atlántico Sur y comenzar las tareas sobre fines del mes de febrero, que tendrá una duración aproximada de dos meses.

Los informes sobre el caladero lindero a Islas Malvinas, proporcionados por el estado español de acuerdo a sus propias prospecciones, marcan que tendrán una excelente zafra de calamar, que llevarán ya completamente procesado y congelado, allá por el mes de abril, recibiendo apoyo logístico desde las propias islas y con embarcaciones que parten desde el mismo lugar.

Es aquí donde nuevamente debemos poner el foco en la soberanía, esto también es soberanía y a su vez son negociaciones basados desde un concepto subjetivo, como es el de cada individuo, que ese sector no debería ser negociado, explotado o manejado por dos gobiernos –más allá de un sector privad cómplice- muestran algo más que los diferendos que pueden mostrar Gran Bretaña con España, son una verdadera puesta en escena.

Mientras que las empresas argentinas buscan dar empleo, conseguir materia prima, mantener estructuras con valores cambiarios disparatados, dos gobiernos aprovechan un recurso que nuestro propio Estado no puede hacer por falta de diarios y consecutivos reclamos.

Otro claro ejemplo de vulneración de nuestras riquezas en los confines de la Patria, a pesar que España, mantiene aún, un conflicto por el Peñón de Gibraltar precisamente con el Reino Unido, daría la impresión, que cuando los males no afectan los propios intereses, el negocio está por encima de la Ley, la jurisdicción, la soberanía, la historia y las mismas Naciones Unidas.