Dólar, impuestos y crédito: el desafío de las empresas que tienen a la exportación como foco principal de su negocio

Diario La Nación – Bs. As.

25 de septiembre de 2019  

Las empresas que tienen a la exportación como factor principal en su ecuación de negocios viven momentos desafiantes. Con eso mente, Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter; Gastón Pérez Izquierdo, CEO de Bodega Catena Zapata; Miguel Glikman, director de Newsan Food; y Alan Aurich, gerente general de Havanna, fueron los encargados de iniciar la cuarta edición de «Negocios con el mundo», encuentro organizado por LA NACION en el Malba. Moderados por la periodista Carla Quiroga, los ejecutivos dieron detalles sobre sus modelos de negocios y pusieron sobre la mesa los problemas coyunturales que complican las ventas externas.

Pérez Izquierdo lleva 16 años dentro de la bodega. «Pasé todas las montañas rusas. La Argentina es una historia de montañas rusas y no queda otra que sobrevivir», comenzó. Sobre el sector vitivinícola, dijo que en el último año vivió un leve crecimiento del 3%. «Ahora está bastante estable, el sector sufrió mucho a partir de 2011, cuando arrancaron las restricciones y el atraso cambiario», destacó. Ese año marca un antes y un después en la trayectoria de las exportaciones de vino. «Entre 2000 y 2011 tuvimos un boom exportador, con un crecimiento a tasas de dos dígitos, luego eso cayó entre un 25% y un 30%. Lentamente se fue recuperando, pero ahora el trabajo es más complejo. Volver a ingresar a un mercado no es sencillo», apuntó.

Hoy, el principal comprador de vinos argentinos es Estados Unidos, seguido por Europa y Brasil. Con respecto a China, Pérez Izquierdo consideró que, en los próximos cinco años, va a ser el principal destino de las exportaciones. Sin embargo, aclaró que es un desafío, porque, a pesar de ser un mercado grande, hay que competir con Francia, España, Australia y Chile con costos argentinos. «Si querés desarrollar la industria exportadora, aplicar retenciones suena como un contrasentido. Está la falsa creencia de que si devaluás obtenés un beneficio adicional, pero ese beneficio se da en poco tiempo, porque gran parte de los insumos están dolarizados y los salarios se acomodan a la inflación», analizó.

El antes y después de Grupo Newsan también se dio entre los años 2011 y 2012. En esa época nació la unidad Newsan Food a causa de que el entonces secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno estableció que había que exportar para importar, y Newsan necesitaba las piezas y partes para la fabricación de electrodomésticos. Mientras que muchas firmas «alquilaron exportaciones», la firma fundada por Rubén Cherñajovsky decidió armar una unidad de negocios vinculada a los alimentos y se convirtió en la principal exportadora de pescado del país.

Según indicó Glikman, su actual director, hoy, la pesca exporta US$2100 millones anuales. El principal recurso, el langostino, representa más de la mitad, con US$1200 millones. Así, la Argentina vira entre el 7° y el 8° puesto como exportador de pescado a nivel mundial. Esto se explica en parte porque a nivel interno se consume solo el 5% de la producción. «No tenemos la cultura de comer pescado. Nosotros exportamos a 76 países y tenemos más de 250 clientes en el mundo», describió.

Hoy, el negocio global del seafood mueve US$140.000 millones anuales: la mitad es pesca extractiva y la otra mitad es cultivo. Glikman anunció que Newsan Food empezará el primer proyecto de cultivo de mejillones en Tierra del Fuego. «Lo hacemos para tener variedad de menudos distintos y empezar a desarrollar el cultivo de especies en la Argentina», anunció. Luego hizo foco en el impacto de la devaluación y aclaró que «el sector pesquero está casi todo dolarizado, hasta las remuneraciones». «Los marineros cobran en pesos al tipo de cambio del momento, trabajan seis meses y en buenas producciones los sueldos pueden alcanzar los $ 500.000 mensuales», destacó, y aclaró que, por ello, el 70% de los costos de los barcos es mano de obra y el resto (como el combustible) también está dolarizado.

«Multiplicamos las bacterias del género Rhizobium, que fijan el nitrógeno que no es asimilable para los seres humanos sobre semillas de leguminosa para así generar la proteína vegetal, que se independiza del nitrógeno y de los fertilizantes químicos. Es lo que el mundo demanda», describió Yapur para explicar el core del negocio de Rizobacter.

Desde Pergamino, provincia de Buenos Aires, exporta a más de 30 países y, al momento, tiene el 21% del mercado global de inoculantes. «Empezamos con la primera exportación en el 86, a Ecuador, porque un productor argentino vio que había soja, nos pidió los productos, y fuimos detrás de él», describió el CEO de la firma que hoy compite con las gigantes del agro.

Aunque Yapur reconoció que un dólar a $60 conviene y habló de la importancia de plantear un marco que permita hacer negocios a largo plazo. «Al final del día, cuando trazás la línea, te das cuenta de que te pasaste el día discutiendo con proveedores y clientes por valores e ingresos y no hiciste lo que tenés que hacer, que es vender y producir cada vez más», sostuvo.

Con respecto a las retenciones, dijo que «les pegan por todos lados». «En el mercado interno, el productor de trigo y maíz tiene 7% de retención y el de soja, un 25%, eso genera una disminución de ingresos en nuestros clientes. Por el lado de las exportaciones, nos sacan a nosotros. Nos pegan por todos lados», analizó.

«Embajadas Havanna». Así es como llaman internamente a los más de 100 locales en Brasil y 55 en el resto de Sudamérica que posee la firma de alfajores oriunda de Mar del Plata. Esa cantidad se suma a los 240 locales que tiene en el país, muchos en puntos turísticos estratégicos. «Tratamos de que el regalo sea siempre Havanna. Afuera lo que pasa es que nos prueban y la primera vez les gusta, pero no es un gusto que sea fácil para los extranjeros», reconoció Aurich. Por eso, más que en el producto, la exportación se enfocó en la experiencia de los locales.

En esta línea, contó que el local que la firma abrió al norte de Miami fracasó, mientras que, por ejemplo, otra de las últimas aperturas, en Ecuador, fue exitosa y están sumando dos locales más. «Abrimos en Estados Unidos y nos fue muy mal, porque era una zona para gente local. Vamos a cerrar ese espacio y a buscar otras locaciones», aseguró, y cerró: «Pudimos aprender y cambiar el modelo para mejorar, y hoy tenemos una de las marcas argentinas que más locales tiene fuera del país», concluyó.

Por: Lucila Lopardo