Peñas de despedida, draga nacional y ansiedades latentes

Sitio de Internet – Puerto de Palos – Mar del Plata

Roberto Garrone

El brote de covid que terminó con los contagios en el Santiago I comenzó en la Base Naval. El Consorcio ya tiene en vistas una draga nacional para encarar la obra. Pedro Baldino le pide respuestas a la justicia por el Sirius de Loba mientras evalúa incorporar un nuevo congelador con el permiso de un barco inactivo hace 10 años

Después de 11 meses de estar amarrados juntos en la Escollera Norte interior, dentro de la Base Naval Mar del Plata, las tripulaciones de seguridad de los tangoneros “Alvarez Entrena 1” y “Alvarez Entrena 2” ya son como una hermandad mientras controlan los trabajos de reparaciones que se les hacen a ambas embarcaciones de la empresa Food Arts.

La noche previa al 21 de agosto los tripulantes del “Santiago I” estaban felices. Llegado a puerto Mar del Plata en febrero pasado, otro de los barcos de la empresa patagónica, estaba a punto de comenzar después de muchos trabajos a bordo, la temporada de langostino. Sobraban motivos para festejar.

Ya hisopados y mientras esperaban los resultados negativos, deciden compartir unas cervezas, algún fernet, con los compañeros de los Entrena. El tiempo acompañaba, no hacía frío por lo que decidieron poner algo a dorar en la parrilla de la cubierta. Y ya que estaban con motivos para brindar, también sumaron al sereno del potero Aurora, que terminada la zafra de calamar, pasaba sus días acumulando modorra hasta que termine su guardia.

Ese encuentro multitudinario para la soledad reinante en la Base Naval, territorio controlado exclusivamente por la Armada, fue el origen del brote de contagios que se desencadenó días después con el “Santiago I” alertando los primeros síntomas en la tripulación tras los primeros lances de pesca, y debiendo desembarcar los casos más graves en Puerto Madryn.

El trato inhumano que le brindaron las autoridades provinciales al resto de la tripulación, manteniéndolos a bordo para cumplir el período de aislamiento es otra falta grave, pero que no hace al origen del problema. Solo lo agravó.

Las autoridades del Consorcio Portuario que por estos días no paran de activar protocolos sanitarios para recibir barcos fresqueros y evacuar tripulantes sintomáticos de covid-19 a distintos hoteles, están al tanto de esta fiesta de despedida. No pueden hacer nada porque no es su jurisdicción.

Los dirigentes sindicales que por estas horas le dan forma a un nuevo protocolo para ajustarlo a estos tiempos de circulación comunitaria también lo reconocen por lo bajo. Después de seis meses del inicio del aislamiento deben reforzar conceptos entre los propios trabajadores marítimos y persuadirlos de la improcedencia de este tipo de acciones irresponsables.

El contexto asoma desbordado, con la curva de contagios escalando sin freno. Más que nunca son las conductas individuales las que terminan por frenar o propalar el virus. Y compartir la botella de caña con ruda para celebrar el Día de la Pachamama, como se advirtió en el comedor de una planta de reproceso de pescado fresco, no ayuda. El mismo establecimiento que luego tuvo varios casos positivos. Se comprende el cansancio y relajamiento en el cumplimiento de los protocolos. Pero es hora de actitudes responsables para mantener la cadena productiva en funcionamiento..

Donde miran otras curvas es en el Consorcio. La batimetría encargada por TC2 no arrojó grandes sorpresas al diagnóstico que ya tenían, pero expone las diferencias de calado que hay en distintos sectores de la boca y el espejo interior. El pliego de la licitación esta redactado y junto con los resultados de la batimetría es compartido con algunas empresas dragadoras para ir tanteando el interés de un mercado con poca oferta.

En el canal secundario varía entre los 10 y 11 metros. El área de giro ya tiene menos de 10 metros y el muelle de ultramar, 9 metros. En un extremo de la posta de inflamables la situación es crítica. En total habría que dragar algo más de 500 mil metros cúbicos pero prenden velas para que no haya una sudestada que vuelque más arena al canal y consolide sedimentos

Creen que el financiamiento costará conseguirlo en este tiempo de escasez presupuestaria pero finalmente saldrá desde el Ministerio de Transporte. Mar del Plata es ciudad vidriera y nadie quiere repetir viejas postales de navieras pegando el portazo por falta de calado.

Lo que parece que duró poco la luna de miel entre Felizia y TC2. Que no hayan compartido juntos los resultados de la batimetría y desde la terminal portuaria la hayan mandado por nota, es toda una señal que se reedita la grieta que los separó de Merlini.

Los 82 millones de pesos que dejó el ex Presidente del Consorcio en el plazo fijo se usarán para mejorar la poca infraestructura existente, no para la obra del dragado. Cloacas, asfalto, luces figuran como prioridad.

Tanta confianza tienen en el Consorcio por resolver el escollo del dragado que durante la reunión con los prácticos les mostraron un video del trabajo de la Dasa I, de la empresa argentina homónima, una draga de succión de 90 metros de eslora, que acaba de operar puerto La Plata. El ejemplo de eficiencia no fue del todo riguroso. Una cosa es dragar en el río y otra cosa es la boca del puerto.

Rigurosidad es lo que le piden los abogados de Pedro Baldino a la jueza que lleva el concurso de Loba Pesquera. En el pronto despacho presentado hace unos días ante el Juzgado Civil y Comercial N°10 solicitaron que defina quién se queda con el barco.

Ferraresi y Hernández, los abogados de Loba se negaron a pagar los créditos laborales de los obreros despedidos en el plazo que había estipulado la Magistrada. Los letrados solicitan que Baldino se corra de la operación para poder negociar con los trabajadores.

El problema es que el armador que le acaba de ceder el Marcala a Francisco Romano, ya puso mucho dinero y quiere tener certezas de que se los van a devolver si finalmente el Sirius queda en poder de los herederos de González y Antonino, o en las de Solimeno, la sombrra que siempre sobrevoló el permiso de pesca del fresquero.

A pedido de la jueza, “ABH Pesquera” elevó la seña hasta cubrir el 25% del valor del barco, una exigencia que pidieron los abogados de Loba, quienes en un escrito cuestionaron la capacidad financiera de Baldino para comprar el activo. Por eso los originales 400 mil dólares ya son 500 mil.

Hay otro problema para Ferraresi y Hernandez. Si la jueza saca del medio a Baldino, Loba debe hacerse cargo del 100% de las indemnizaciones, que aunque ya pasaron 3 años del concurso de quiebra, es el doble de lo que están dispuestos a pagar ellos. Los trabajadores despedidos por telegrama miran la puja desde afuera. Por ahora.

Baldino tiene otros motivos para estar enojado. La Secretaría de Industria todavía no le aprueba la incorporación del Friosur  VIII, un fresquero de más de 50 metros que compró en Chile para reemplazar al Sirius III que le compró el año pasado a El Marisco.

Un sector de la industria naval se opone a la importación de un barco usado y con eso alcanza para que Industria lo mantenga en el freezer. Baldino esta más enojado que los marineros de los tangoneros de Solimeno a los que cambiaron de convenio. Le apunta a las injerencias de Domingo Contessi en la Secretaría de Industria y jura que no es un negocio de especulación para hacerse de dólares baratos. “El barco esta pago”, afirma.

Su idea es reformarlo en SPI; cambiarle el guinche de lugar y mantenerlo como fresquero merlucero. Ya pidió por nota que Industria se expida y rechazó que piense recortarlo para convertirlo en un tangonero.

Más allá de todas las aclaraciones, es raro el negocio. No solo el momento político inoportuno: traer un barco usado en el inicio de un gobierno nacional y popular, sino del contexto del negocio pesquero con el filet de merluza interfoliado por debajo de los 2400 dólares la tonelada. Cambiar el guinche implica alterar su estructura y estabilidad, trámites que llevan su tiempo en Prefectura.

En estos días al “Friosur VIII” se le debe vencer el certificado de importación temporaria. Por eso Baldino dejó trascender que si Industria no aceptaba la importación estaba decidido a llevarlo otra vez para Chile. Igual parece dispuesto a jugar su última ficha y sacar a la cancha al siempre dispuesto Pablo Trueba para que salga en defensa de los puestos de trabajo que genera en la marinería.

Si tanto le importara el trabajo a Pedro, alguna vez podría registrar trabajadores del pescado para que reprocesen las capturas de su flota. Sus allegados en cambió sostienen que el empresario tiene otros planes. Intenta incorporar un congelador de origen coreano que le compró a Albino Morán hace un tiempo atrás. Con obras de mejoras en Tandanor hay quienes aseguran que , busca adosarle el permiso de pesca del Gustavo R.

El congelador de Romano entró por última vez a puerto Mar del Plata el 13 de diciembre de 2010. Forma parte de la extensa lista de barcos abandonados, en este caso en la Escollera Norte interior, dentro de la Base Naval. Revivir ese permiso de pesca sería un verdadero milagro.

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