De buenas intenciones, representatividad, falta de trabajo y nuevos espacios en gradas

Sitio de Internet – Puerto de Palos – Mar del Plata

Roberto Garrone

El protocolo actualizado para la actividad pesquera y portuaria entró en vigencia pero siguen volviendo barcos con tripulantes sintomáticos. El puerto puede convertirse en una herramienta que genere empleo. Más lugar para desguazar barcos inactivos en SPI y TPA.

Con el anexo del protocolo sanitario ya en vigencia en la actividad pesquera y portuaria de Mar del Plata, como lo anunciamos en la anterior edición de PdP, la semana pasada, el martes por la noche había tres barcos que navegaban hacia el puerto local con tripulantes sintomáticos de covid-19.

Los tangoneros “María Liliana” y “Valientes II”, y el fresquero “Mar de Oro” eran los nuevos nombres que se sumaban a una lista amplísima. Unos días se habían anotado el “Marcala I”, “El Marisco II”. Sin protocolo porque los casos surgieron una vez que el barco había amarrado, hubo casos en el costero Pucará y el fresquero “Veráz”.

Nadie cree que con el anexo del protocolo los casos desaparecerán. No lo garantiza ni el hisopado negativo y en muchos casos ni siquiera tienen ese diagnóstico al zarpar. El Valiente II es curioso porque el tangonero de Veráz mantenía la misma tripulación desde el inicio de la zafra y operaba desde Mar del Plata.

Tal vez la coordinación de tareas cuando el buque llega a puerto permita evitar casos como el Valiente. Lo demás, un rejunte de buenas intenciones que apela a las responsabilidades individuales de todos los eslabones de la cadena y a un mayor control del Consorcio y Prefectura.

Que ambos organismos se hayan sumado al zoom días después de la firma del anexo entre cámaras empresarias y los gremios, marca un cierto desacople. Para la próxima deberían arrancar todos juntos el debate como para que el documento final tenga mayor legitimidad. Gabriel Felizia participó cuando todo ya estaba escrito y propuesto, donde muchos consultaron por la salud de Darío Sócrate, contagiado de covid.

Por suerte tiene el trabajo aliviado el Gerente de CEPA, más allá de donar fondos para que la Secretaría de Salud pueda comprar insumos que permiten realizar hisopados a personas de bajos recursos. Abro paréntesis. Como en mayo habían hecho lo mismo, con reunión de la que participó el intendente Guillermo Montenegro, y el dinero aportado servía para hacer los mismos 10 mil hisopados, algunos en el puerto sospechaban que era la misma noticia, anunciada dos veces. La prensa de la Secretaria de Salud nunca despejó la incógnita. Cierro paréntesis.

Menos trabajo en CEPA porque sus empresas adheridas quitaron los tangoneros congeladores y los pasaron al convenio de CAPECA, que obviamente, marca salarios inferiores. Más de 100 mil pesos por marea, según contaron marineros embarcados del SOMU. El gremio pide audiencia urgente en el Ministerio de Trabajo y en el SIMAPE esperan terminar la temporada para el envío de cartas documento.

Antes de la huida de los tangoneros, Moscuzza y Solimeno ya habían trasladado los poteros al convenio de CAPA. CEPA solo queda signataria del convenio de los arrastreros merluceros.  menos de una docena de barcos. Un fenómeno similar ocurrió en la rama del fresco desde el año pasado aunque la singularidad es que la Cámara Argentina de Armadores de Buques Pesqueros de Altura se mantiene como signataria del convenio pero perdió a la mayoría de sus socios que se adhirieron al grupo de Armadores Langostineros Federales Argentinos (ALFA), que preside Mariano Retrivi y gerencia Daniel Coluccio

La nobel entidad tiene fluido contacto con autoridades pesqueras de nación y provincia, lo mismo que con Consorcio y Prefectura, pero no figura, por ejemplo, en la elaboración del nuevo protocolo, y eso que representa a más de 40 barcos fresqueros.

Del lado sindical también hay una falencia en la representatividad, más allá del Frías y su intento repetido por diferenciarse a como de lugar, incluso convocando a una medida de fuerza que nadie registró, como casi todo lo que propone el Secretario General de la Asociación Argentina de Capitanes.

Por el SOMU participa Pablo Ochagavia, el secretario General de la Delegación local, pero de licencia tras firmar con los fresqueros el ajuste salarial 2020, que hace muchas semanas no visita la sede de Edison. Curiosidades de la virtualidad.

Más tangible son los 65 mil marplatenses que no tienen trabajo y 23 mil que están subempleados, según el reciente informe del INDEC, que reflejó el nivel de empleo en el segundo trimestre del 2020 en la ciudad y Batán; los meses de cuarentena más estrictos, donde el 26% de la población económicamente activa está desempleada. La cifra es el doble de la media nacional. Capital nacional de los brazos en jarra, más que nunca.

Comparado con el trimestre anterior, el de la temporada estival, la ciudad perdió 32 mil puestos de trabajo. Y por suerte el puerto pudo contribuir con una temporada de calamar histórica que a los desembarques totales hasta agosto todavía mantiene números positivos por arriba de las 30 mil toneladas.

Volví al puerto el viernes pasado, Caminé parte del muelle 2 y el 1 y si bien habían entrado algunos barcos fresquero y descargado langostino la noche anterior, todo parecía una escenografía gigante deshabitada.

El desafío del nuevo presidente del Consorcio Portuario es que el puerto pueda transformarse en una herramienta para generar más trabajo. Lo dijo en su discurso de asunción y lo repite cada vez que tiene oportunidad. Sin acceso a la política pesquera que Liberman maneja de espaldas a las sugerencias del INIDEP, al menos en la pesquería de langostino, Gabriel Felizia apuesta a liberar áreas ocupadas por barcos abandonados para descomprimir la falta de espacio en los muelles interiores.

La incertidumbre es saber qué hará con ese espacio nuevo. Si se lo entregará a la actividad pesquera o permitirá que la terminal portuaria pueda tener su muelle propio y desplegar las inversiones siempre  prometidas pero nunca cristalizadas, justamente por no contar con un sector exclusivo para promover el desarrollo portuario.

El puerto puede erguirse como un generador de empleo pero solo el calamar y su ciclo biológico azaroso puede multiplicar el volumen casi por tres como ocurrió esta temporada en los muelles locales. La merluza hoy desalienta a la mayoría de la cadena productiva vinculada a su reproceso. Las autoridades no han podido todavía hacerla rentable para los eslabones del fresco y como vimos semanas atrás pierde terreno con el langostino que llega desde Patagonia.

Los demás recursos están cerca de su techo y la clave en ese escenario sería apostar por el valor agregado, partiendo desde el propio calamar, que se exporta mayoritariamente entero. Hasta ahora las señales que emite el gobierno, con super cepo y reservas flacas y tipo de cambio desdoblado en cinco, espantan cualquier chance de inversión para despertar el circuito productivo ocioso, que en la pesca ronda el 50%.

Y cuando las autoridades tuvieron la oportunidad de generar mano de obra intensiva con el desguace de barcos abandonados en los muelles 2 y 3, Merlini eligió a una empresa foránea que le juntó la cabeza a un par de empresarios y selló un negocio redondo.

El espacio que la Armada vedó en el varadero de la Base Naval la nueva gestión del Consorcio lo encontró en las gradas de SPI y TPA. El acuerdo incluye la liberación de viejos lastres para ubicar a los barcos a convertir en chatarra. Terminada esa tarea,  ese espacio quedará disponible para que ambos astilleros amplíen sus oferta de reparaciones y, posiblemente, generen nuevos empleos.

No era tan difícil Martin.

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