Sitio de Internet – Puerto de Palos – Mar del Plata
by Roberto Garrone
Un movimiento de cooperativas de trabajo en Mar del Plata, avaladas por el INAES, aporta pescado fresco a precios promocionales en AMBA y el interior del país. Una iniciativa que puede generar más empleo y demanda para que no decaiga el precio. Pero también una oportunidad para fiscalizar y regularizar un submundo que muchas veces maquilla precarización laboral.
Tal vez porque ocurrió entre el brindis de Navidad y Año Nuevo donde la mayoría ya se desenchufa de la cotidianeidad propia de la actividad, la noticia de la llegada del “Mercado Social Mario Cafiero” que divulgó la agencia Telam, al barrio de San Telmo, con precios promocionales en productos de mar, no tuvo la trascendencia que, creo, merece.
No porque los porteños puedan acceder a filet de merluza a 270 pesos el kilo cuando en Mar del Plata roza los 400, o merluza HG, sin cola ni cabeza, en precio promocional de 49 pesos el kilo, cuando el mes pasado muchos armadores de buques fresqueros de altura se resignaban a venderla a 40 pesos entera a pie de muelle.
Sino por lo que puede generar en la industria del reproceso del pescado fresco la presencia de un actor que mueva 60 toneladas por día para llegar con pescado fresco no solo a Capital Federal sino al resto de las provincias. Un proyecto que planea generar 400 puestos de trabajo pero que también encierra algunas dudas.
“El precio de $ 49 no sé de dónde lo sacan. Es irrisorio… No da por ningún lado excepto que no sea mercadería apta para vender en cualquier lado”, refieren en las calles del puerto, enterados de la noticia.
“Se consigue pescado barato”, dice Cristian Alessandroni, que junto a Patricio, su hermano, están detrás de esta iniciativa. Ambos tienen una amplia historia en el mundo cooperativo de la pesca marplatense. Dirigentes de Industrial Coop, fue una de las cooperativas que llegó a contar con 1500 asociados y cinco plantas donde cortaba pescado para terceros.
Eran épocas pasadas, tiempo de la merluza dulce, grifo abierto para la subdeclaración y antes que el langostino mostrara exitosos ciclos reproductivos y una abundancia colosal. Ahora los hermanos manejan “Mar Adriático”, tras dejar caer a Industrial Coop con cientos de juicos laborales, con un esquema mucho más chico.
Hoy el panorama es diametralmente opuesto a aquellos años de opulencia. Ya no hay fasoneras alquiladas, la merluza fresca no les interesa más que a los congeladores que hacen magia con los coeficientes de conversión y Mar Adriático apenas mantiene un puñado de asociados.
Por ahora es un interrogante qué otras cooperativas alimentan al Mercado pescado fresco. Sí se sabe que han conformado un Consorcio el cual ha sido avalado por Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). “Todas las cooperativas están ordenadas”, revela Cristian Alessandroni.
El Consorcio Federal de Alimentos Argentinos tiene su domicilio es el del Presidente de “Mar Adriático”. También lo conforma LoTracoop, una cooperativa de logística y transporte de Rio Cuarto. Ambas empresas aportaron 500 mil pesos para un Fondo Común Operativo. El objetivo central es llevar adelante el Programa del INAES “Productos de la Economía Social”. Con LoTracoop el programa de asistencia cooperativo elimina su talón de Aquiles, el problema de llegar con pescado al interior del país.
Locuaz y empático con su tonada cordobesa, el menor de los Alessandroni incursionó hace un par de años en el negocio redituable de contrabandear langostino a Brasil. Discrepancias con sus socios lo corrieron de la ruta lo obligaron a repensar estrategias otra vez en Mar del Plata.
Antes de eso había sido uno de los artífices del Programa “Pescado para Todos” que aplicó el kirchnerismo en el segundo gobierno de Cristina. “Esto es más ambicioso que brindar acceso a carnes blancas en tiempos de pandemia para una población que no tiene posibilidades, de otro modo, de comer pescado”, subraya el empresario.
La idea de las Ferias es aprovechar la logística y en vez de regresar con las cajas térmicas vacías, traer fruta o verdura que se produce en cada región a precios accesibles como llega el pescado fresco de Mar del Plata. “Al productor se le paga un 35% más y al consumidor llega hasta un 70% más barato porque no hay intermediarios”, dice Alessandroni.
Hasta ahora ha sido merluza congelada la que los consumidores porteños pudieron comprar en la feria de San Telmo. Pero la idea es llegar con pescado fresco, al menos al área metropolitana y para eso piensan adquirir un par de vehículos medianos, adaptados para conservar la mercadería.
Lo del mercado en San Telmo fue una prueba piloto para aceitar la logística y desplegar camiones por las rutas hacia el oeste y el norte del país cuando se reanude la rueda productiva suspendida por las vacaciones de los obreros en muchas fábricas.
El pescado sería aportado por Pedro Baldino y Leando Cicollela, dueños de una porción importante de la flota de altura. Lo dejó entrever el propio Alessandroni aunque otros empresarios del sector tienen dudas que sea cierto.
“Cuando hay poco pescado, son los primeros en subir el precio. Y terminas comprando porque necesitas el pescado para trabajar”, reconoció un industrial consultado al respecto. “Para hacer este programa, tendrían que vender a menor precio que lo que pueden vender en el muelle. Y no los veo”, reportó otro empresario.
El INAES deberá estar atento para controlar que las cooperativas que participan del proyecto estén ordenadas como asegura el impulsor del Mercado Social. Que desarrollen su tarea en un marco de higiene y condiciones laborales dignas para sus asociados. Y, sobre todo, que no sean una pantalla para precarizar trabajadores.
Nunca la industria pesquera tuvo de parte de las autoridades del Ministerio de Trabajo ni del INAES una determinación clara sobre cuáles cooperativas eran tales y cuales una maquinaria al servicio de la tercerización laboral y evasión impositiva.
Hoy en Mar del Plata conviven una variedad de tonos grises que a partir de la necesidad de mantener las fuentes laborales activas nadie se ocupa de fiscalizar y mucho menos de sancionar.
Tal vez esta puerta que reabre el mundo cooperativo con Mar Adriático, el INAES y el “Mercado Social Mario Cafiero” sea una buena oportunidad de pasar una zaranda por las calles del puerto y determinar blanco y negro, para devolver dignidad en quien hoy no la tiene y terminar con la competencia desleal que implica estar al margen de toda ley.