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Un emblema del puerto y de la ciudad, otrora lugar de encuentro de centenares de camiones con cosecha fina que llegaban desde la zona mas rica y productiva del sudeste de la provincia, escenario de privilegio de la cancha “del Ministerio”; hoy, montones de ideas como libre pensadores hay. Una gran expresión de deseos de algo que nadie sabe para que esta.
La diversidad y cantidad de proyectos que han caído, que caen y que seguramente caerán sobre los “Silos” del Puerto de Mar del Plata, se cuentan por decenas.
Desde proyectos culturales, incluyendo visitas guiadas, propuestas gastronómicas, ideas faraónicas, pensamientos acertados y erróneos. Todo valía, todo vale y todo…
Muy lejos queda ya aquel diciembre de 1966 cuando lo que parecía una obra inalcanzable se hizo realidad. Más lejos aún está la creación del organismo estatal denominado “Junta Nacional de Granos”, puesto en funcionamiento bajo la presidencia de Agustín P. Justo, gobierno conservador que bautizó primeramente al organismo como Junta Reguladora de Granos y era la encargada de comprar a los diferentes productores, el maíz, el lino y el trigo, para colocar el precio deseado por el Estado y así poder exportarlo.
Con José María Guido siendo la máxima autoridad nacional, se vuelve a dar un giro al organismo que soportó diversas políticas a lo largo de la historia argentina, con creaciones y disoluciones de organismos y con funcionarios de pensamientos encontrados casi siempre con sus antecesores, con trabajo, con desidia y con dedicación, Mar del Plata pudo tener una obra-instrumento, que no existe en muchas ciudades.
1963 encuentra al Puerto de Mar del Plata construyendo una nueva postal. Se estaban erigiendo los silos elevadores de granos. Gran obra construida inteligentemente y con miras al futuro que se podía vislumbrar en esos tiempos. Pero como casi todo futuro, fue incierto, sobre todo en planificación mirando a varias décadas por delante.
Hoy “los silos” se encuentran en un estado de construcción y prácticamente abandono que por el momento no ha generado preocupación. Y es aquí donde comienzan los interrogantes y las especulaciones.
¿Los metros que hoy le hacen falta a las terminales portuarias se los puede dar el lugar que ocupan los silos? Claro está que hoy el puerto marplatense necesita espacio, lugar, desarrollo en metros, tiene necesidades concretas, claras y hasta en algún punto urgentes.
Tal vez los caminos más claros y concretos sean apenas dos: una demolición total, lo que suena a tremendista y arrollador o bien buscar la manera de darle una nueva función, o tal vez la misma, aunque ello signifique prácticamente empezar desde el punto cero, pasando por la construcción y abriendo nuevos mercados.
Claro está también que entre las preguntas existe un amplio abanico, donde se imponen diversas cuestiones: ¿proyectos culturas? ¿complejos gastronómicos? ¿expansión industrial? ¿metros para seguir trabajando? ¿intereses creados? ¿desatención estatal? ¿desinterés sobre el sector? Diversas preguntas y todas de diferentes respuestas de acuerdo al lugar donde uno esté parado. Mientras tanto, es difícil dejar de pensar que se está perdiendo lo único que no vuelta atrás: el tiempo.