La riesgosa tarea de ingresar a puerto un portacontenedores

Sitio de Internet – Pescare – Mar del Plata

Para los lectores, que cada semana leen sobre el ingreso del London Trader, mostramos la precisión y responsabilidad del equipo de trabajo que desarrollan los profesionales que se encargan del ingreso y salida del buque, que símil a una orquesta sinfónica, tocan bajo la batuta del practico de puerto desde el puente del navío.  

Se suele decir que la experiencia que da el mar, es incomparable con cualquier otra actividad, pero si carece de pasión y compromiso, muy difícilmente se pueda hacer.

El equipo de PESCARE, fue invitado por la empresa Remolcadores Mar del Plata, a través de su máximo responsable, Sergio Di Nápoli, para poder recibir y apreciar los movimientos y los trabajos que se deben realizar al ingreso de un buque de gran porte, desde el puente y la cubierta misma del B/R Remarsa I, en ocasión de una nueva recalada del portacontenedores London Trader.

Cada movimiento y cada seña fue registrada, en fotografía y en video, por nuestro compañero Martín Garay, quien no perdió detalles de las “quirúrgicas” maniobras que se deben hacer porque nada puede quedar librado al azar.

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Partimos del lugar destinado al atraque de los remolcadores en la Base Naval Mar del Plata, y por un tiempo que “se pasó volando”, disfrutamos de ver y analizar el trabajo en conjunto entre los remolcadores Remarsa I y Tornado, en comunicación permanente con los operadores de la estación costera L2U de PNA Mar del Plata y el práctico a bordo Capitán Diego Luna, desde lo alto, en el puente del buque portacontenedores.

El responsable del remolcador, Capitán Javier Miranda, joven, 42 años, con la sensibilidad de un relojero en ambas manos, administra la potencia y dirección a los dos motores de 1600HP cada uno, oriundo de Puerto Madryn.

El BR Remarsa I, una vez amarrado en la esquina del muelle de la Base Naval, con una tranquilidad increíble del saber en toda la maniobra, dialogó con nosotros.

¿Con que tripulación se hicieron las maniobras que pudimos ver tan de cerca?

Por lo general somos 5 tripulantes por embarcación: un jefe de máquinas, dos marineros, un engrasador y el capitán.

Nos pareció todo muy sencillo antes de zarpar, pero luego cambió todo

Es complejo por las dimensiones de este tipo de barcos que entran a Mar del Plata. Pero al ser un trabajo que ya hacemos habitualmente. Pero más allá que se suscite algo inesperado, en realidad es algo mecánico.

¿Qué cosas inesperadas pueden suceder en la maniobra?

Las condiciones varían constantemente en lo que es viento, mareas, el barco puede llegar a tener un problema imprevisto a la hora que vos lo estás asistiendo y lo cual hace que cambie muchísimo la maniobra. Se puede quedar sin máquina, se puede quedar sin gobierno, puede tocar el veril del canal o el viento, principalmente en Mar del Plata, no tenemos un abrigo como en otros puertos, entonces la boca de entrada al mismo, suele estar más desprotegida que en otros lugares.

¿Hoy en qué condiciones de mar se hizo la maniobra? Nosotros notamos todo muy calmo, por lo menos es la sensación que nos quedó.

Por el sector que soplaba el viento, dentro del puerto está bien. Hay que pensar que el barco que entramos es bastante alto, lo cual hace que tenga una vela bastante importante, tal vez a la altura nuestra no se sentía tanto, pero para el barco sí, influía bastante. Estaríamos en una mediana de lo que es para entrar los barcos, puede estar más complicado o puede ser mucho más llevadero de lo que vivieron hoy ustedes.

Fundamental la comunicación con el práctico a bordo del buque, con la autoridad marítima y con el personal a cargo.

Más allá de eso que es fundamental, siempre hay una coordinación previa y después lo que es el conocimiento. Ya nos conocemos como trabajamos y eso hace que las tareas sean más fáciles.

Además del trabajo del Remarsa I, trabajó el B/R Tornado

Siempre entra con dos remolcadores, uno de proa y uno de popa. En el caso nuestro al remolcador de popa, le suele tocar hacer más fuerza a la hora de girar el barco, ya que el barco entra proa adentro y hay que amarrarlo proa afuera y girarlo.

Se merecen una mención especial cada uno de los componentes de estos operativos que parecen algo habitual si uno lo ve desde el muelle…

Sí, por supuesto. El contramaestre Gabriel Solís, los jefes de máquina, que son dos, uno por embarcación, estaban Ridel y González. Tenemos dos engrasadores, Raúl Blázquez, Díaz y Aldo Dubar, más los marineros de las dos embarcaciones: Sergio Giménez, Gabriel Solís, Gustavo Ferreyra y Juan Carlos Cicciotti, más el capitán del Tornado, Andrés Volti.

¿Por qué ser capitán de un remolcador? ¿Necesidad laboral o desafío?

Me surge hace mucho lo de los barcos, pero sin quererlo. A mí no me gustaba navegar, para nada, era algo que no me hubiese imaginado nunca y en una oportunidad me tocó estar en el puente de un barco bastante grande y me encantó y de ahí en más me incliné por la navegación.

Me tocó venir a Mar del Plata y lo primero que hice al llegar a la ciudad, fue acercarme a este tipo de tarea. Tuve suerte, Sergio Di Nápoli me dio la confianza y arranqué con los remolcadores.

Soy de Puerto Madryn, Chubut y nunca pensé que Mar del Plata me iba a gustar tanto.

¿Qué conocimientos tuviste que adquirir para comandar un remolcador?

La marina mercante se divide en tres: ultramar, fluvial y pesca. Hay una cuarta opción que es venir desde una fuerza como la Armada o Prefectura. Mi caso es justamente esa cuarta opción. Yo navegaba para Prefectura, hice especialidad en navegación y después rendí equivalencias en la Marina Mercante para navegar en barcos como éste.

¿Cambiarías esto para navegar en otro tipo de embarcación? Te lo pregunto porque además de observarte muy concentrado en las tareas, se te ve apasionado por el trabajo.

Me ha tocado estar en otro tipo de barcos, donde tal vez la actividad es más monótona. Creo que me tira más este tipo de actividad, que tiene muchas más variantes y donde a veces hay que resolver otro tipo de cuestiones que en otras circunstancias o en otro tipo de embarcaciones no es tan así.

Nos fuimos con la certeza que ingresar un buque con capacidad de maniobra restringida, y un portacontenedores de mas de 20.000 toneladas, es una tarea riesgosa por los márgenes de tolerancia casi inexistentes, el error se paga muy caro, no solamente por lo oneroso sino porque los ojos del mundo recaerían, además, en el puerto local.

Sin dudas es una tarea de coordinación, de orden, de procedimientos y de disciplina.

La autoridad máxima, el Capitán Diego Luna, el practico de puerto, desde el puente, a través del VHF administra categóricamente cada metro que mueve el buque; aclarando y anticipando la maniobra para que todos sepan que es lo que necesita. Escueto, con mensajes claros y contundentes, “avante, tire, empuje, atrás, ahí nomas, frene, tense”;  es la voz de mando y severidad en momentos que para quien comanda el BR Remarsa I, cumple con destacada simplicidad, mientras estábamos 3 personas circundándolo en el puente y en cubierta, (nuevas preocupaciones para el capitán, que en el fondo es también responsable de nuestra presencia). No le pesa, su profesionalismo daba también para nuestras preguntas en medio de tamaña operación. Sin dudas, es parte de la argentina del trabajo que deseamos mostrar, hay otra sociedad, aquella que apunta a construir un país que para muchos medios parece inexistente.

En el puerto de Mar del Plata hay historia, trabajo, dedicación, profesionalismo, compromiso y responsabilidad a la par de los más altos estándares de puertos del primer mundo, pero con mucho menos prensa.