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Roberto Garrone
En los primeros días de septiembre del año pasado y después de casi 40 meses del primer acuerdo celebrado entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de la Producción bonaerense a través del cual la Base Naval cedía el uso del varadero al Consorcio Portuario, el “Magritte” inauguraba el espacio para su desguace final.
El pesquero de Solimeno ya había sido limpiado y alivianado en muelle por los operarios de Lusejo, la empresa de chatarra del conurbano que llegó al puerto de la mano de Merlini y acordó con distintos armadores dueños de la chatarra flotante que ocupaba parte del muelle 2 para su desguace.
Pasaron más de 7 meses y todavía el “Magritte” está a flote. La semana pasada los remolcadores hicieron un cambio de piezas. Sacaron al “Don Luciano”, que también está en proceso de alivianamiento y estaba a muelle para ponerlo en el lugar del “Magritte” en posición central.
A lo que queda del barco de Solimeno lo quitaron de la anguilera en la que estaba apoyado, y volvió a quedar amarrado sobre el muelle del lado sur, donde los equipos de Lusejo seguirán achicando la planchada del hormigón del lastre, en la base del casco. A un ritmo de tortuga que es completamente incompatible con las necesidades de espacio que tiene el puerto.
“Claramente no es la velocidad que esperábamos”, reconocen en el Consorcio Portuario desde donde aseguran que intimaron a Solimeno para que active los trabajos. “Si bien tenemos relación con Lusejo, nosotros hablamos con el armador, al armador le damos el permiso para el uso del varadero”, aclararon allegados a Felizia.
En el medio de tantas demoras se filtra la coyuntura económica actual. La empresa de chatarra asegura que no le dan los costos operativos para mantener la cuadrilla que trabaja en el varadero, con grúa incluida y pide una actualización del contrato.
El acuerdo con Solimeno, y con todos los que firmó contrato, estableció un pago al inicio de las tareas para limpiarlo y quitarle los hidrocarburos. El desguace en todos los casos no tenía costo adicional para el armador. El reducidor se pagaba con lo obtenido del desmantelamiento. Pero hoy ese negocio no es nada floreciente.
Por eso la dotación de Lusejo en el vardero se mueven a ritmo de tortuga. Y Solimeno bastante ya reniega con los retrasos que SPI exhibe en la entrega de su tangonero estrella. Serán más de 7 meses de demora de la botadura del tangonero. En una de esas emparda ambas historias y las vive en simultáneo.
Hace dos meses en el Consorcio hicieron ajustes en el cabrestante colocado en el varadero para poner en seco las bateas de los barcos y proceder a ultimar las tareas de desguace. Es el cabrestante que en el acuerdo firmado por Merlini en abril del 2019 establecía que debía ser “nuevo”.
Pero Lusejo lo sacó del “San Pablo”, uno de los barcos de Caputo que todavía espera su turno para ser desguazado. Recién en julio del año pasado el Consorcio aprobó la “adenda” del acuerdo original y la Armada aceptó el “usado”, tras distintas pruebas de tiro y el asesoramiento de referentes de los tres astilleros del puerto local y la UTN que devino en el cambio de posición de algunos varales para mejorar sus prestaciones.
Ese bendito cabrestante todavía sigue invicto de trabajo. Hasta hace unas semanas en el puerto esperaban una marea extraordinaria para que la naturaleza lo ayude a poner en seco al “Magritte”. La marea pasó pero el barco sigue en el agua.
“El cabrestante anda, pero el barco no está listo para subir. Le estamos pidiendo que lo sigan achicando. Queda mucho hormigón del casillaje por remover”, explican en el Consorcio, desde donde aseguran que la grúa de Lusejo, con capacidad para mover más de 80 toneladas, “también anda”.
Todo anda pero Lusejo está demorando 7 meses en remover una batea con un lastre de 25 toneladas de hormigón. Ninguno de los barcos que se desguazaron en SPI y TPA y que permitió limpiar de chatarra el espacio portuario demoraron tanto. Y supuestamente con el varadero de la base activo los trabajos cobrarían velocidad. Hermoso cuento…
Queda claro que lo que no anda parece ser la gestión del propio Consorcio para que el proceso de desguace no demore tantos meses. A este ritmo, las más de 32 embarcaciones que hoy lucen completamente inactivas en el espejo interior del puerto se removerán para la inauguración del muelle 9.