El conflicto de Rawson pone a prueba la muñeca política del Gobierno

Sitio de Internet – Parte de Pesca – Mar del Plata

Nelson Saldivia    

Con casi once meses de dilaciones en un conflicto que nuevamente amenaza la realización de la temporada de pesca de langostino en aguas provinciales, el Gobierno de Chubut enfrenta un fuerte desafío para evitar un nuevo fracaso de la zafra, tal como ocurrió con la anterior.

Por lo pronto, según supo PARTE DEPESCA, tendrían decidido hacer un llamado a prospección para el próximo viernes 25 de octubre, que duraría entre cuatro y cinco días efectivos de pesca, con la participación de diez buques para ejecutar el relevamiento biológico del recurso dentro de las 12 millas.

La sombra de la insolvencia para intervenir y desatar el nudo del conflicto vuelve a aparecer con más fuerza, a medidas que transcurren los días, y no se observa la presencia de una acción política de gestión desde el Poder Ejecutivo para acelerar una salida.

En la anterior temporada, que duró 45 días, haber dejado que las partes en conflicto intentaran resolver la contienda por la vía administrativa de la cartera laboral, no fue lo más adecuado, y faltó muñeca política para ponerse arriba de la situación y exigir a las partes una salida consensuada.

Se perdió una temporada cuyas consecuencias impactaron en toda la cadena productiva de la industria pesquera, en la economía local y hasta en las arcas públicas de la provincia.

Repetir el mismo sendero no sería lo más adecuado, ya que está en peligro la fuente laboral de miles de personas que dependen de la actividad pesquera, en cada uno de sus eslabones, y lo que está en discusión como nudo del problema, no son salarios de miseria ni de la línea de pobreza, sino que la discusión con el SOMU está trabada en valores salariales que hoy no tiene la pesca argentina en ninguna de las otras estratificaciones de flota.

El conflicto está cerca de cumplir once meses y en tres días debería comenzar la prospección, previa a la apertura formal de la temporada, y la situación continúa trabada.

Con todo, el gobierno de Ignacio Torres afronta un reto mayúsculo, ya que por la dimensión de lo que está en juego debieran intervenir en forma directa las máximas autoridades del Ejecutivo, y que no quede en manos de segundas o terceras líneas a la espera que por ósmosis se resuelvan los problemas.

Dejar a toda la industria pesquera en manos de lo que decida un minúsculo grupo de dirigentes del SOMU, respecto al ofrecimiento unificado que realizó el sector privado, no parece lo más apropiado en estas circunstancias.

La llave la debiera tener la política, entendida como gestión pública, ejercida por una autoridad con la decisión y poder político de poner en cauce una de las principales actividades económicas de Chubut.

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