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Las cámaras del sector siguen en su cruzada por intentar recibir algún guiño por parte del gobierno nacional frente a una actividad que, denuncian, está “en situación de quebranto”.
El frigorífico Fishing Mart de Roberto La Bella expuso una de las caras más crudas del sector el viernes pasado. (Foto: Qué digital)
Ya lejos del enfrentamiento directo que supuso el inicio de la gestión de Javier Milei con las reformas que intentó impulsar, pero con una situación de ahogo derivada en parte por la política económica del gobierno, actualmente los empresarios de la industria pesquera están en la búsqueda de que el gobierno nacional mejore las condiciones de operatividad de un sector que, aseguran, está “en situación de quebranto” y con márgenes de rentabilidad más que limitados. “Tenemos propuestas que no implican necesariamente una devaluación“, afirman, a la espera de ser escuchados.
La suba en los Derechos de Extracción (DUE) y la exclusión de los beneficios a las economías regionales en torno a las retenciones o “derechos de exportación” son algunos de los últimos y principales focos de conflicto para la pesca, y los empresarios no dudan en exponer en reiteradas ocasiones el impacto que tienen -tanto esas como otras temáticas atendibles por el gobierno nacional- sobre los eslabones productivos y la imperiosa necesidad de una intervención estatal al respecto.
El pedido de las cámaras empresariales está centrado en la hipótesis de números rojos y nula rentabilidad de la actividad, frente a la presión impositiva y los precios internacionales a la baja, aunque claro está que dentro de la estructura de costos de la actividad, sobre todo en lo que sucede en tierra, hace décadas que buena parte de la mano de obra permanece por debajo de su costo real debido a las condiciones de precarización que sufren los trabajadores.
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En ese marco, un informe realizado por la consultora INVECQ a pedido de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera y Fresquera, Unión de Intereses Pesqueros Argentinos, Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca y la Cámara Pesquera ALFA intenta poner en números algo de este presente.
pesca crisis
Y, según la primera parte del informe -la única que fue difundida hasta el momento-, tanto las empresas que operan barcos fresqueros común como las plantas procesadoras en tierra están “en situación de quebranto” y consideran que en caso de dar respuesta a los pedidos empresariales de alguno de los eslabones, la mejora en la rentabilidad también se derramaría sobre el resto de los sectores, que en algunos casos están integrados en una misma estructura por tratarse de empresas que reúnen buques y plantas.
Para hacerlo, mencionan un caso testigo de un buque fresquero que operó en noviembre de 2024 y generó $73,5 millones de ingresos pero que tuvo que afrontar pérdidas al tener costos que llegaron a los $89,2 millones. “Tuvo una pérdida por marea de $15 millones”, afirmaron. Y, en comparación con lo que sucedía en 2018, afirmaron que en ese entonces se obtenía un balance positivo en orden del 20%.
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¿Cuál es el pedido de las cámaras? Siguen exigiendo que haya cambios en alguna de las situaciones que aseguran contribuyen a la situación de crisis que afirman atraviesa el sector. Esos factores pasan por la baja de los precios internacionales y un dólar atrasado más la vigencia de retenciones, y el encarecimiento de los costos por la apreciación del peso, “exceso de regulaciones innecesarias” e incluso hablaron -sin profundizar- de “incumplimiento de los convenios colectivos de trabajo”.
No obstante, un incumplimiento a los convenios colectivos y que también grafica la situación de la pesca respecto al comercio exterior es el que expuso el empresario Roberto La Bella al negar en primera instancia un incremento salarial a sus 80 obreros precarizados, que desató un conflicto que terminó con una feroz represión a los trabajadores en la puerta del frigorífico y con una suba salarial solo destinada para trabajar pescado fresco, es decir, para el comercio interior.
“La industria pesquera en continente necesita recuperar competitividad, porque poco queda para comenzar a sufrir situaciones irreversibles en cada actor de la cadena. Tenemos propuestas que no implican necesariamente una devaluación, pero necesitamos ser atendidos y escuchados“, remarcaron.