La crisis en la pesca se profundiza y siguen sin aparecer soluciones

Diario La Opinión Austral – Río Gallegos

Las Cámaras presentaron un informe al Consejo Federal Pesquero: el costo laboral se lleva el 60% de las exportaciones. Se multiplican los buques congeladores y fresqueros amarrados en puertos. Los pocos que salen, advierten que no llegan a fin de año.

La industria pesquera argentina se encuentra en el ojo de la tormenta, enfrentando una crisis que pone en jaque la continuidad de muchas empresas y la estabilidad de miles de empleos. La problemática, que combina factores internacionales y decisiones internas, ha provocado que decenas de buques permanezcan amarrados en los puertos, sin realizar actividades de pesca y en condiciones que amenazan la supervivencia del sector.

Una crisis que trasciende

En las últimas semanas, actores clave del sector, como son los integrantes de las distintas cámaras empresarias, en particular CAPIP y CAPECA, solicitaron una audiencia al Consejo Federal Pesquero para exponer la dramática situación.

En la reunión, realizada el jueves de la semana que pasó, explicaron que los costos de explotación —especialmente salarios y valor del langostino— superan con creces los ingresos generados por la venta del producto. “A partir de los precios actuales, no alcanzamos a cubrir los costos, teniendo un quebranto del 15,4% en las ventas”, señalaron, y alertaron que deben rediseñar sus negocios hasta que los valores vuelvan a niveles históricos.

Uno de los puntos centrales fue la disparidad entre los valores de exportación del langostino y los costos asociados, particularmente los salarios de la tripulación. Datos recientes muestran que, en 2024, las exportaciones de langostino alcanzaron casi 89 mil toneladas, generando casi 500 millones de dólares, con un precio promedio por tonelada de USD 5.637, mucho menor que los valores anteriores. Esto impacta directamente en la rentabilidad, en un contexto donde el costo de la tripulación representa aproximadamente el 60% del valor de exportación del buque, y que superará los porcentajes del año pasado.

La crisis en la pesca se profundiza y siguen sin aparecer soluciones

La imposibilidad de negociar

Los armadores han manifestado que no pueden seguir sosteniendo operaciones en estas condiciones, y que la negativa del SOMU a negociar sobre los costos de la tripulación y los precios de liquidación del langostino congelado agrava aún más la situación. Cabe remarcar que el gremio ha pedido que las empresas justifiquen sus dichos con números y hasta el momento no pasó. La falta de acuerdos entre las partes, provocó la parálisis de la flota congeladora y fresquera, mientras que los precios internacionales siguen a la baja.

Por su parte, los empresarios reconocen que la crisis también tiene raíces en decisiones tomadas en años anteriores, como la “tablita” salarial“, que en su momento buscaba garantizar ingresos en tiempos de precios bajos, pero que hoy se ha convertido en un lastre que impide ajustar los costos a la realidad del mercado. La falta de políticas públicas que fomenten la producción y la competitividad agrava la situación.

La crisis en la pesca se profundiza y siguen sin aparecer soluciones

El Impacto social y económico de la parálisis

En tierra, la situación también es alarmante: en Mar del Plata y otras zonas pesqueras, cientos de trabajadores quedaron en la calle, algunos con indemnizaciones, otros sin nada, ante el cierre de plantas y la paralización de actividades. La cadena productiva, desde la industria naval hasta la conservera, se encuentra en colapso, evidenciando que la crisis trasciende la actividad marítima para afectar a toda la economía regional.

Soluciones urgentes

Expertos y dirigentes coinciden en que, si no se logra un acuerdo transitorio, la situación puede empeorar aún más, con cierres masivos y pérdida de empleos. La falta de una política activa del Estado para salvar la industria pesquera, que siempre fue uno de los pilares de la economía argentina, se suma a la problemática.

La expectativa ahora está puesta en la próxima reunión de la Comisión de Langostino, donde se volverá a debatir la situación. La apuesta por un diálogo sincero y la búsqueda de soluciones temporales para estabilizar los costos y las operaciones parecen ser el único camino posible para evitar una catástrofe económica y social que afecte a todo el sector pesquero argentino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *