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Nelson Saldivia
El Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUP Chubut) emitió este lunes un duro pronunciamiento cuestionando el retraso salarial, con valores al mes de agosto de 2023, que mantiene con un reducido grupo de empresas de estibajes de Puerto Rawson.
El gremio que conduce Alexis Gabriel Gutiérrez afirma que se busca estigmatizar a los trabajadores de la estiba y llamó a actualizar paritarias, a ese grupo de empresas, como tal ocurrió con el resto de las prestadoras de servicios de estibajes que han operado con normalidad.
En un comunicado titulado: “Las penas son de nosotros y las ganancias son ajenas”, Gutiérrez aclara que el presidente de la CAFACh no es representante en la paritaria con el SUPA y reclamó que se sienten a negociar los empresarios de la estiba Raúl Cereseto, Luis Santander, Ezequiel Jaroslavsky, Alejandro Suárez y Sergio Pantano.
El parte difundido este lunes indica textualmente:
“Mucho ha trascendido sobre cuanto percibe un estibador portuario, no así sobre la extrema precariedad en la que desplegamos nuestra actividad laboral cotidianamente. Mucho menos ha trascendido que hoy en la Provincia del Chubut por capricho y arbitrariedad de un sector empresarial hay trabajadores de la Estiba que, desarrollando sus labores en el mes enero del corriente están cobrando sus salarios como si estuviéramos en agosto de 2023 ¿Alguien puede creer válidamente que hoy se puede sostener una familia con un salario de agosto del 2023? Cada vez que los trabajadores tenemos que discutir paritarias somos estrictamente interpelados y, de no aceptar las migajas que alguno ofrece, somos inmediatamente estigmatizados.
El SUPA en la provincia del Chubut ha sufrido ataques y agravios judiciales y mediáticos de forma sistemática, donde se nos ha tildado de extorsionadores –entre otras cosas-, por reclamar condiciones dignas de trabajo y actualización paritaria, por parte de un minúsculo grupo empresarial que opera desde la oscuridad y que tiene intereses en varios eslabones de la cadena productiva. Recordemos que la pesca en nuestra provincia es la segunda economía y emplea a más de 13.000 ciudadanos/as -directa e indirectamente-, quienes encuentran, en esta noble y bondadosa actividad, su sustento de vida.
Vemos con asombro y perplejidad como constantemente se manipula y tergiversa la realidad. Por un lado, algunos empresarios de la pesca manifiestan desde antaño que la actividad no es rentable, que no hay mercado internacional, que los afectan las guerras en el mundo, que la pandemia, que se cae el precio en los mercados internacionales y toda una serie de relatos y penurias a partir de la cual crean la ilusión de que lo suyo es puro voluntarismo o filantropía hacia la provincia y que arriesgan todo su capital en pos del bienestar de los chubutenses. Por otro lado, los trabajadores vemos como se entregan nuevos permisos de pesca de formas poco claras, vemos como cada temporada se llevan y/o transfieren las ganancias extraordinarias provenientes de la extracción de los frutos del mar hacia nuevos emprendimientos empresariales y hacía otras localidades y países, vemos el exponencial crecimiento empresarial, vemos la pesca a granel, vemos la depredación de nuestros recursos y también vemos titulares sobre decomisos de cargas de pescado por no ser transportadas conforme a la ley, lo que lisa y llanamente se trata de contrabando. Pero no vemos control ni atribuciones de responsabilidad a ningún empresario.
Ahora bien, y puntualmente, cuando hablamos de paritarias, parece que los trabajadores tenemos que rendir un riguroso examen. Debemos explicar y probar que con un salario atrasado cinco meses no podemos vivir. Sin embargo, los bienes de consumo y servicios se actualizan a una velocidad imparable sin examen previo. Tampoco hay examen para los que exportan nuestra materia prima, quienes en agosto tenían un dólar oficial promedio de $355 pesos y el de hoy se encuentra aproximadamente a $830 y, en este punto, habría que preguntarles a algunos empresarios que se jactan de hablar de nuestros salarios si ellos venden hoy sus productos a precios de agosto de 2023. Sabemos que cuanto más se devalúa la moneda más ganan los empresarios, se produce así una trasferencia de recursos enorme hacia los que más tienen, les baja el “costo laboral” y además venden a precios internacionales. Lo que nos lleva a preguntarnos, entre otras cosas, ¿tienen acceso las mesas de nuestros ciudadanos a sus recursos vivos marinos? ¿Cuánto tiene que pagar un vecino/a de cualquier punto de la provincia un kilo de langostino? O cuando hablan de pérdida de alimentos ¿están pensando en las mesas argentinas o en realidad en las de Europa, China o Estados Unidos?
Porque, sabido es que los recursos naturales escasean en el planeta, pero en Chubut la naturaleza aún es muy generosa. En esta parte del mundo tenemos la suerte de poder contar con un litoral marítimo lleno de riquezas incalculables. El serio problema que tenemos es que algunos empresarios creen que tales riquezas les son propias y exclusivas, y no de todos los chubutenses como realmente lo son.
En efecto, un reconocido personaje del ámbito empresarial a quien le fascina la cartelera, Gustavo González, en concordancia con lo expuesto por funcionarios provinciales, manifestaron que por el paro del SUPA (que dicho sea de paso, cabe aclarar que se refieren a la adopción de legítimas medidas de fuerza por razones de incumplimiento a la normativa laboral relacionada a seguridad e higiene en el trabajo y que sólo afectó a algunas empresas, ya que las otras empresas de estiba pudieron operar con total normalidad) se habían registrado pérdidas millonarias en dólares. Pues bien, antes de perder el tiempo dando infinidad de notas periodísticas endilgando responsabilidad al sindicato y confundiendo así a la ciudadanía bien podrían iniciar rápidamente los trámites necesarios para reclamar tales pérdidas a las empresas de estiba violadoras de la ley -dado que estaban debidamente notificadas de la legítima medida- o bien sugerirles que se dediquen a otra actividad si la estiba no les resulta rentable en lugar de pretender cambiar la dirigencia sindical como si ello dependiera de su sola impune voluntad.
Por último y en relación a lo anterior, resulta hartante tener que salir a los medios a aclarar que el mensajero titular de la CAFACH, Gustavo González, no discute paritarias con nosotros, carece de representatividad. Que quede claro, quienes deben sentarse a la mesa de discusión paritaria con la entidad sindical son los empresarios de la estiba que se ocultan e interponen demandas: Raúl Matías Cereseto, Luis Santander, Ezequiel Alberto Jaroslavsky, Rafael Alejandro Suárez y Sergio Gustavo Pantano. Que SUPA discuta con CAFACH es como que el SEC discuta paritaria con los fabricantes de productos y no con los comerciantes.
Que quede claro, esta gestión del SUPA tiene como única finalidad defender los genuinos intereses de los trabajadores de la actividad y priorizar lo colectivo por sobre lo individual. Principio que, para algunos empresarios, resultará incomprensible. Tan incompresible como cuando planteamos una paritaria del 160,3 para cerrar el año 2023 y fuimos tratados de parte de este grupo empresarial de extorsionadores y, mensajero obediente mediante, también tergiversaron los números reales en la prensa. Como se advierte, la propuesta del SUPA ni siquiera cubre lo que fue la inflación interanual, por cuanto de enero de 2023 a enero de 2024, según el Indec, la inflación para la Patagonia alcanzó aproximadamente el 210%.
Por suerte y por buena predisposición, la gran mayoría del empresariado serio y responsable, con quienes tenemos un fluido, honesto y pacífico diálogo, entiende cual es la realidad del país en general y de los trabajadores de la actividad en particular, por los que los procesos de negociación paritaria continuarán por los canales normales y habituales. Para los que no entienden, la ley nos proporciona otras alternativas.
No queremos más penas, queremos lo que por derecho nos corresponde”.