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Mar y pesca 10 de diciembre de 2020 0 Comment
El subsecretario de Pesca y Acuicultura de la Nación, Carlos Liberman, aseguró que la actividad pesquera se mantuvo en niveles normales pese a los desafíos que trajo aparejada la pandemia.
En una entrevista exclusiva concedida a M&P, el funcionario nacional subrayó que en el mes de octubre el registro de exportaciones alcanzó los 1500 millones de dólares con lo cual el año pesquero podría cerrar en torno a los 1.800 dólares, una cifra similar a la del 2019.
En esa línea destacó la entereza y el esfuerzo del sector para superar los desafíos que impuso el covid-19. “Fue un año dramático, pero trabajando en conjunto, la flota, las empresas, las cámaras los gremios, los trabajadores y el Estado se pudo salir adelante”, enfatizó.
-MAR&PESCA : ¿Cómo analizas la actividad en este contexto de pandemia?
-C.LIBERMAN: Fue un año y es un año extremadamente difícil, totalmente atípico que representó y representa desafíos sanitarios y productivos en general, y que implicó trabas para el transporte y para la logística y ocasionó enormes problemas con la caída de los precios de los productos pesqueros, en particular el langostino que llegó a 4.600 dólares la tonelada, y el registro más bajo que existía era de 4.750 dólares en el año 2002, inclusive perforó ese registro. En el caso de la merluza también género bajas de hasta mas del 10% en distintos momentos del año; la merluza negra también se vio afectada por una baja importante de precios. Es decir, el desafío que tuvo que afrontar el sector a lo largo del año fue enorme, pero trabajando en conjunto, la flota, las empresas, las cámaras los gremios, los trabajadores y el Estado se pudo salir adelante.
-M&P: A pesar del contexto los reportes del Indec son favorables.
-C.L: Hace unos días recibimos los reportes del Índice de Actividad Económica y en el mes de septiembre, en pleno pico de la pandemia la pesca registró un aumento interanual del 43% que fue uno de los mejores meses. Pero por supuesto en el ínterin también tuvimos una baja sustancial, pero todos asumieron con enorme responsabilidad del desafío que se planteaba; los trabajadores tuvieron que realizar cuarentenas, las empresas tuvieron que invertir en todo lo que implicaba los protocolos, los hoteles, triplicar el transporte para que la gente pudiera viajar. Hubo barcos parados en cuarentena cada vez que había contagios en las tripulaciones.
-M&P: ¿Pero al final se percibe cierta estabilidad, esto se debe a la gran temporada de calamar?
-C.L: Como te decía, estamos finalizando el año con números normales en un contexto absolutamente anormal, porque comparado con el año pasado al mes de octubre, las exportaciones tuvieron una baja en dólares de sólo el 3%, y oscilaciones del 3%, tanto aumentos o bajas que son propias de los ciclos normales; pero nosotros no atravesamos un año normal sino anormal. Es cierto que buena parte de esos números se explican por la excelente zafra de calamar. Pero en todos los años la pesca tiene stocks que se presentan en mayor o menor nivel, la cuestión es si la flota está en condiciones de aprovechar ese recurso, y se ha hecho un esfuerzo enorme porque estuvimos en condiciones de capturarlo, descargarlo, procesarlo exportarlo, y eso es lo que lo que me lleva a decir que, en un año totalmente atípico, dramático pudimos obtener el nivel de la actividad acorde a volúmenes de un año normal. Incluso en los datos de octubre ronda los 1.500 millones de dólares de exportaciones, y todavía falta contabilizar noviembre y diciembre; un registro absolutamente normal si se tiene en cuenta que el año pasado culminó en torno a los 1.800 millones de dólares, pero al 31 de diciembre.
-M&P: ¿Cómo se fue dando la recuperación de los precios?
-C.L: La baja tan marcada del precio del langostino, tuvo que ver con Europa, donde la pandemia pegó fuerte. Se cerraron los restaurantes, los hoteles, se prohibieron los eventos los empresariales, las fiestas familiares, cumpleaños, casamientos. Es decir, todos los lugares en los que el langostino congelado a bordo se comercializaba se vieron afectados por los cierres, y se dio una situación donde las empresas que tenían stock, pero no tenían donde ofrecer ese stock, no había demanda, por eso el precio empezó a precipitarse y cae en ese numero dramático que te decía, de 4.600 dólares la tonelada. Pero cuando llega el verano en Europa, la pandemia tiene un efecto menor y se inicia la reapertura y la lenta recuperación de los precios.
El pedido de las empresas
-M&P:¿A raíz de la recuperación de precios algunas empresas congeladoras pedían no cerrar la pesca del marisco?
– C.L: Pero eso no fue posible porque desde el Consejo Federal Pesquero y desde la Subsecretaría de Pesca este año fuimos meticulosos en no permitir que relación merluza langostino superara el 0.20, y hacia finales de septiembre la mayor parte de esos cuadrantes tuvieron que empezar a cerrarse porque en distintos momentos comenzó a crecer la relación merluza langostino hasta alcanzar ese famoso 0.20, y en consecuencia, nuestra respuesta fue el cierre progresivo de los cuadrantes habilitados hasta que se dio por culminada la pesquería.
“La pesca en el 41º tiene que ser sustentable”
-M&P: ¿Es cierto que la captura incidental de merluza era menor que el año pasado?; el sector congelador decía que había margen para seguir pescando, incluso se lamentaban porque el cierre les impidió cumplir con muchos clientes
-C.L: Sí, efectivamente llevábamos menos captura incidental de merluza que el año pasado; pero no por eso había que hacer crecer la captura incidental en perjuicio de los recursos. Es cierto que el año fue muy difícil, que tuvimos que afrontar muchos desafíos, pero todo eso lo tenemos que equilibrar con la sustentabilidad del caladero, el caladero tiene que ser tratado de manera sostenible. Tuvimos un cierre más temprano que el año pasado y una apertura más tardía que la del año pasado y de cualquier año que se compare. Lo hicimos porque a nuestro parecer era indiscutido que el ciclo de crecimiento de langostino está inmerso en un retraso madurativo y por eso tuvimos que esperar que el langostino alcanzara tallas comerciales que estuvieran por arriba del L3 para poder dar inicio de la zafra. Esperamos hasta mitad de junio para hacer una primera prospección, y también fuimos muy meticulosos fuera de la zona de veda porque la habilitación para pescar langostino en el 41º la dimos a mitad de abril. Antes se pescaba cada 1 de febrero o 1 de marzo; pero dijimos que la pesca del 41º tenía que ser una pesca responsable y dirigida hacia un langostino que tuviera poca relación de hembras impregnadas o maduras y con escasa presencia de merluza, y por eso fue que permitimos prospectar a mitad de abril. No habilitamos la pesca desde febrero como ocurrió en cualquiera de los años anteriores, y eso lógicamente nos generó una discusión con las empresas.
Estímulo a la generación de valor en tierra
-M&P: ¿Cómo funcionó el incentivo al valor agregado, hay menos bloques?
-C.L: Cuando estuve en la Secretaría de Pesca de Santa Cruz, hice mucho hincapié: primero en Puerto Deseado y después en San Julián sobre proceso de agregación de valor en tierra. Después cuando llegamos acá, una de las primeras cosas que analizamos fue que existía una inequidad y esa inequidad consistía que, el langostino en su producción, en cualquiera de las opciones que se demandaban pagaba el mismo derecho de exportación; entonces había que cambiar eso porque el Estado tiene que apoyar los procesos que generan más agregación de valor en origen, porque generan mayores niveles de contratación. Entonces no era justo que el bloque del langostino pagara el mismo derecho de exportación, que un Tail- On, que un Easy -Peel, porque estos productos para hacer este procesado requieren mucha más gente en tierra y consecuencia las empresas tienen que realizar una inversión mucho mayor. Por eso hicimos algo que no estaba vigente en ese momento, que es el escalonamiento. No tenían que pagar lo mismo. Hoy pagan menos derecho de exportación aquellos productos que para su elaboración requirieron mayor nivel de contratación de gente en tierra. Es el estímulo que quisimos generar, y creo que en parte ya hemos alcanzado, y seguimos trabajando porque la discusión, no terminó ahí, seguimos discutiendo con las empresas. otros aspectos, como por ejemplo los reintegros vigentes, que es un tema que tenemos en análisis y conversamos permanentemente. (Por Marina Pacheco).