Diario El Chubut – Comodoro Rivadavia
Durante el verano y otoño de 2025, investigadores del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) llevaron a cabo la primera experiencia de repoblamiento de la vieira Tehuelche en el golfo San José, una zona clave para la pesca artesanal en Chubut.
Científicos del Cenpat realizaron el primer ensayo de repoblamiento de vieiras en el golfo San José
El trabajo consistió en la instalación de colectores artificiales para captar semillas —es decir, juveniles de vieiras— que luego fueron sembradas en el fondo marino con el objetivo de recuperar bancos naturales históricamente explotados por la marisquería artesanal. Esta experiencia, desarrollada en escala experimental, busca sentar las bases para una estrategia sostenible de manejo y conservación de un recurso emblemático.
La iniciativa fue coordinada por Leandro Getino Mamet y Gaspar Soria, del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), y contó con la colaboración de buzos científicos del CENPAT, el respaldo logístico de la Secretaría de Pesca del Chubut —a través de Matías Soutric— y el apoyo técnico de diversos actores vinculados al sector pesquero. Además, recibió financiamiento del programa Lerner-Gray Fund for Marine Research (2024), impulsado por el Museo de Historia Natural de Nueva York, y aportes materiales de la empresa “Luis D. Giorgetti Artes de Pesca”.
“Esta es la primera vez que se implementa un repoblamiento de vieiras a partir de semillas recolectadas en el medio natural y sembradas en bancos donde la pesca artesanal ha agotado el recurso. Si bien se utilizó una técnica derivada de la maricultura, el objetivo no es hacer acuicultura comercial, sino restaurar los bancos naturales”, explicó Leandro Getino en diálogo con EL CHUBUT.
La vieira Tehuelche (Aequipecten tehuelchus) es un molusco bivalvo que habita en fondos marinos poco profundos, y fue históricamente la especie de mayor valor económico para la marisquería artesanal que opera por buceo en el golfo San José.
Según Getino, esta actividad comenzó en la década del 70 como una alternativa ambientalmente más amigable frente al uso de rastras, un tipo de arte de pesca de arrastre que genera un fuerte impacto en el fondo marino y sus comunidades bentónicas. “La extracción manual por buceo fue una respuesta a ese impacto y permitió mantener una actividad de bajo impacto ambiental. La vieira, desde entonces, pasó a ser la especie insignia de la marisquería, y es la única que cuenta con normas específicas de manejo, como la talla mínima legal de seis centímetros, vedas estacionales y cupos asignados en función de estudios de prospección del recurso”, detalló.
ETAPAS DEL PROYECTO
Durante la etapa inicial del proyecto, se colocaron colectores en la zona de Fracasso para captar larvas de vieira en su etapa de fijación, aprovechando el pico reproductivo de la especie. Luego, en abril, esas semillas fueron recolectadas y sembradas manualmente en una zona seleccionada de Los Morros, a unos 15 metros de profundidad. La superficie de intervención fue de un cuarto de hectárea, donde se depositaron aproximadamente 30.000 vieiras con una densidad similar a la que se observa en bancos naturales antes de ser explotados —alrededor de 150 ejemplares por metro cuadrado—.
«En este punto, el proyecto debe ser entendido en clave de restauración de los bancos donde opera la pesquería. Así, se utilizan técnicas de la acuicultura, pero no para realizar una producción comercial entendida como un emprendimiento acuícola, sino para repoblar los bancos naturales con semillas colectadas directamente en el mar. Si bien el crecimiento puede variar a lo largo del golfo debido a distintas condiciones ambientales, suelen alcanzar la talla comercial luego de unos 18 meses desde el asentamiento, por lo que deben monitorearse los parches sembrados para evaluar la supervivencia, crecimiento y su posible rendimiento», explicó Getino a este medio.
ESCALA EXPERIMENTAL
Si bien el ensayo actual se planteó con fines experimentales, «para lograr expandir la escala será necesario involucrar activamente al sector marisquero, quienes tienen las capacidades logísticas de realizar el trabajo a una mayor escala y a las autoridades de aplicación provincial con injerencia en las áreas del proyecto”, remarcó el investigador del CESIMAR.
Asimismo, agregó, «en momentos críticos para la ciencia en Argentina, realizar una experiencia a mayor escala requiere de una inversión substancial. Si bien el proyecto está orientado a utilizar técnicas de bajo costo que sean factibles de implementar, el trabajo de campo en el mar requiere de una logística con costos elevados. Es por ello que la colaboración inter-institucional se vuelve un factor clave para lograr los objetivos con éxito».
De cara al futuro, los investigadores esperan repetir el ensayo en el verano de 2026, durante el próximo ciclo reproductivo. «Los esfuerzos inmediatos estarán dirigidos a monitorear los parches sembrados», subrayó Getino. También proyectan ampliar el estudio hacia zonas más profundas, que se encuentran fuera del alcance de la pesca por buceo, con el objetivo de crear “bancos refugio” o “reservas reproductivas”.
«Durante los próximos meses, se realizarán muestreos de supervivencia, crecimiento y monitoreo de la recuperación del ecosistema bentónico en su conjunto. Asimismo, esperamos replicar los ensayos en la próxima temporada reproductiva durante el verano de 2026, para seguir realizando experiencias que nos permitan evaluar el repoblamiento de vieiras con mayor detalle.
Por ejemplo, prevemos realizar un ensayo de siembra en zonas profundas y monitoreo con video-cámaras, más allá del alcance de la pesca por buceo (más de 25 metros por ejemplo), de modo de generar bancos profundos a modo de reservas reproductivas. Todo ello requiere un esfuerzo continuo que esperamos poder seguir desarrollando», concluyó Getino.